Publicado en Yahoo Irwin Weiner se sentía tan bien después de ser operado del corazón pocas semanas antes de cumplir los 90 años que al ser dado de alta del hospital hizo una escala camino de su casa para comer un emparedado de pastrami. Dorothy Lipkin bailó después que le insertaron una nueva cadera a los 91 años. Y a los 94, William Gandin maneja hasta el hospital para su tratamiento de cáncer. Jimmy Carter no es el único nonagenario que se somete a un tratamiento médico riguroso. La edad muy avanzada ya no es un impedimento automático para terapias agresivas, desde las que atacan formas de cáncer como la que ha recibido el expresidente hasta las operaciones cardíacas avanzadas, reemplazo de articulaciones y aun algunos trasplantes de órganos. En muchos casos, los ciudadanos de mayor edad reciben el mismo tratamiento que se imparte a gente de la edad de sus nietos, aunque con objetivos muy diferentes. “Muchos pacientes ancianos no desean necesariamente muchos años, sino calidad de vida”, explicó el Dr. Clifford Kavinsky, cardiólogo en el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago. “Quieren que el tiempo que les queda sea de alta calidad. No quieren depender de su familia ni terminar en un asilo”.