Klaus Knapp (Madrid, 1928), uno de los descubridores del origen de las malformaciones de la talidomida hace 64 años, -el otro fue Widukind Lenz, fallecido en 1995- ha atendido amablemente a una entrevista de iSanidad. Lo mejor de la Sanidad para recordar la historia de algunos de los principales aspectos que rodean a un fármaco que, según la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (AVITE), en nuestro país hay unos 3.000 afectados por ella.
1. En noviembre de 1961, Grünenthal retiró la talidomida en Alemania; según información de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios,en España no fue hasta enero de 1963 cuando se anula su autorización. ¿Cómo fue posible esta lentitud por parte de las autoridades españolas?
Bueno, aquí hay una cosa que aclarar, y es que mi trabajo ha sido el encontrar el origen de las malformaciones. Yo con las autoridades españolas no sé nada más que lo que cuentan los demás, pero sí le puedo decir mi opinión.
En el diario El Pueblo me hicieron un reportaje (1962) de una página entera donde salía la foto de un niño sin brazos y casi sin manos que llamó mucho la atención. Estaba muy claro lo que pasaba, en ese reportaje estaba clarísimo que había pasado una tragedia y en el Congreso de Pediatría que se celebró en Lisboa año y poco después (1963) de ese reportaje, nos invitaron y especialmente cambiaron incluso el plan del congreso para que nosotros refiriésemos esto.
El gobierno dice que no tenía ocasión, obligación y necesidad de haberse enterado, pues sí la tenía, y es que ahí empieza lo primero que, es que el gobierno no se interesó por una cosa que estaba clarísima, y es que estaban muriendo 10.000 niños en Alemania que, entonces no sé sabía que eran tantos, pero que estaban anómalos, algunos lo suficiente para morirse, otros pues poco a poco se morían y, los que quedaban vivos son los que conocemos hoy, y hoy se quejan, y entonces no se dieron por enterados.
Yo creía que no había casos en España, porque justo antes de empezar nuestra investigación en Hamburgo, yo estaba en una reunión en Barcelona y pregunté a todos los catedráticos que si habían visto esto alguna vez. Y todos me dijeron que no, que nunca lo habían visto, entonces yo creo que ahí se sumó un desconocimiento y una falta de conexión de las pobres madres que en cualquier pueblo tenían un hijo/a así, y luego los médicos rurales a los que nadie les había explicado nada porque no había sensibilidad.
Había una base de ignorancia y luego una base de que no querían escándalo. En España se prohibía la fabricación, pero no la venta de lo que estaba distribuido y eso fue también una causa por la que iban apareciendo casos tardíos. Falta una sensibilidad para saber que esas son las obligaciones, y sí esa obligación no se cumple, entonces yo creo que no hay derecho que ningún tribunal diga que han llegado tarde, que eso ya ha prescrito. Lo que ha prescrito es el incumplimiento de la obligación de un gobierno. Y claro, los gobiernos de ahora dicen que son cosas antiguas que ellos no tienen responsabilidad, pero ahí digo lo mismo que les digo a los de Grünenthal, el que acepta la herencia acepta también las normas.
El gobierno debe hacerse responsable de los que otros gobiernos hayan hecho y ya se mirará si además hay culpabilidad, porque desde luego no han funcionado para nada. En este momento sigue habiendo una culpabilidad de Sanidad, o de los responsables del que está gobernando, porque esto es una cosa de conjunto del gobierno.
2. Habiendo pasado ya más de 50 años, en España, a muchos padres de afectados por la talidomida ignoraron la causa de las malformaciones de sus hijos porque además de que no se les informó, se les negó la realidad de lo que estaba sucediendo y, se les ocultó el problema. ¿Detrás de ese hermetismo y ocultismo, había algún interés económico?
Hay un documento, una carta donde Grünenthal les avisa a su representante español que por favor oculten la realidad de esto a los médicos españoles para que no sepan que hace esa malformación. Ese es el concepto de Grünenthal, y es que para mi la fábrica es una inmoral total. El gobierno alemán ha jugado con ellos, y es que no querían que se hablase sobre Alemania fabricando medicamentos tóxicos, no querían que se hiciese un proceso largo y saliese en toda la prensa mundial. Eso se pactó y se dijo que no tenia interés social y sanitario. Ahí falló el gobierno alemán y eso tuvo también una consecuencia de que aquí -España- nadie se sentía obligado de hacer más de lo que hacía el gobierno alemán.
3. Hablamos de Grünenthal como la gran responsable de las víctimas de la talidomida, pero no se puede obviar que la imagen de los médicos españoles quedó dañada por culpa del laboratorio alemán, pues si bien es cierto que en España las personas podían obtener sin receta los fármacos con talidomida, el médico también los prescribía. Usted como médico, ¿crítica, defiende o cree que los médicos actuaron sin saber realmente lo que estaba pasando?
Responsabilidad de los médicos no había, porque la verdad es que el medicamento estaba aprobado oficialmente, las pruebas y las molestias y los vómitos y mareos eran una de las cosas que podían curarse con este medicamento, y ya llevaban tiempo dándoselo a gente mayor para que se les quitara un poco la tiritera del viejo, molestias nerviosas de personas muy mayores y en declive de que se les caía las cosas.
Hay un dato interesante, y que es que este hecho salió en la prensa, en un artículo de Spiegel, y se puso porque se habían dado cuenta que los representantes de Grünenthal iban casa por casa a los que se quejaban y les pagaban para que se callasen. Eso llegó a Estados Unidos y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) dijo que mientras no se aclarase de donde venía eso y lo que había pasado en Europa, en América no se permitiría su venta. La FDA vio ese artículo y dijo ¿esto que es? Eso ha salvado a los americanos.
4. Con 31 años, en 1959 usted y su colega Lenz descubrieron el origen de las malformaciones que empezaron a ver en recién nacidos, y con medios escasos. ¿Usted es consciente de la trascendencia que tuvieron sus investigaciones y de la enorme labor que hizo? No es exagerado decir que, con la perspectiva que da el tiempo, tendrían que haberles reconocido su trabajo con el Premio Nobel de Medicina.
No es una labor meritoria, yo he hecho en otras especialidades cosas que tenían muchísimo más trabajo, muchísima más intencionalidad y dificultad, e igual que también se salvan muchas vidas, pero no son tan escandalosas. Entonces, pues bueno, yo no considero que esto sea nada especial, es cumplir con lo que tenemos que cumplir.
..Emilio Ramirez