¿Está justificada la publicidad de los medicamentos dirigida directamente al consumidor?

La publicidad de los medicamentos infla los precios y puede ser engañosa”. Con estas declaraciones Hillary Clinton, aspirante a la presidencia de Estados Unidos, ha recuperado la batalla que desde hace tiempo está librando la Asociación Médica Americana contra los anuncios de esta naturaleza en televisión. Piden su prohibición para que se pueda frenar el consumo irresponsable. Una información publicada por el El Mundo asegura que la publicidad supone hoy uno de los mayores gastos de las empresas farmacéuticas: en sólo dos años, de 2012 a 2014, ha aumentado un 30%, alcanzando los 4.500 millones de dólares, según Kantar Media.

Aunque en España no se da el mismo debate que en EEUU, ya que está prohibida, igual que en toda Europa, la publicidad de medicamentos con receta médica, sí flota en el aire la pregunta de si los anuncios de fármacos banalizan sus efectos y fomentan su consumo irresponsable.

La coletilla “consulte a su farmacéutico” no está exenta de problemática. El decreto sobre la prescripción enfermera ha vuelto a levantar la polémica porque la OMC asegura que solo quien diagnostica debería prescribir, recomendar y dispensar sí está en manos de quienes no diagnostican.

La información sobre medicamentos está englobada dentro del conjunto de actividades destinadas a conseguir un “uso racional de los medicamentos“, concepto consagrado por la OMS que comprende todas las actividades que van destinadas no sólo a una adecuada utilización de los medicamentos por el posible paciente, sino también y sobre todo, medidas reguladoras como la formación e información, condiciones, establecimientos, forma e instrumentos de dispensación y formas de posible financiación pública de los medicamentos.

Los detractores de la publicidad argumentan que los anuncios son nocivos, no informativos. Se venden fármacos sin receta para todo: acidez de estómago, estreñimiento, varices, resfriados y muchos de ellos están considerados por los médicos de baja utilidad terapéutica. Sin embargo, en televisión se venden como el milagro capaz de transportar al paciente a un mundo idílico. Las pastillas digestivas te permiten hincharte a comer como Hulk, los antigripales te revitalizan al instante y el ibuprofeno te confiere superpoderes…

La publicidad hace que su consumo crezca sin parar, dicen sus críticos. Las cifras confirman ese aumento del gasto de fármacos en España. En el último mes, han aumentado casi un 20% las ventas de vitaminas, antigripales y productos para la faringe, según la consultora IMS Health.

El artículo de “El Mundo” ha destacado una frase de Jaume Pey, director general de la Asociación del Autocuidado de la Salud, la patronal de las farmacéuticas que comercializan medicamentos sin receta, que dice que “No es culpa de la publicidad. Es impensable que alguien tome un medicamento si no lo necesita”. Pey asegura que con la publicidad, las farmacéuticas no buscan aumentar sus ventas, sino que los consumidores reconozcan su marca y la compren.

Para vender, mucho más importante que la publicidad es el síntoma. Detrás de cada producto se supone, sólo se supone, que hay una ley que no deja ventanas abiertas al fraude o a la confusión, un Panel de científicos de la UE expertos en alimentación que han dado el visto bueno y también una administración responsable que se encarga no sólo de que la legislación se cumpla.

Seguramente la solución esté en fomentar un uso responsable y educar a las personas desde niños, pero nunca prohibir.
..Lola Granada

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