Sólo cuatro CCAA han desarrollado una normativa específica que regula la instalación de desfibriladores en espacios públicos

Actualmente sólo cuatro Comunidades Autónomas ha desarrollado una normativa específica sobre cardioprotección que regule la instalación de estos dispositivos en lugares públicos, y es que así lo critica B+Safe, filial española del Grupo Butler Safe Technologies (BST) especializada en desfibriladores.

En concreto, solamente Andalucía, Canarias, Cataluña y País Vasco han establecido la obligatoriedad de instalarlos en lugares públicos, lo que hace que en España el índice de supervivencia tras un paro cardiaco sea del 4%, muy lejano del 50% que hay en Estados Unidos.

En 2009 el Gobierno sentó las bases para la regulación de la presencia de estos dispositivos en el Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo que establece las condiciones y requisitos mínimos de seguridad y calidad en la utilización de estos equipos fuera del ámbito sanitario. La normativa pone en valor la importancia de la protección de la salud y de cómo los desfibriladores pueden ayudar a salvar vidas en casos de paradas cardiorrespiratorias causadas en un 85% de los casos por la fibrilación ventricular, según avalan organismos médicos internacionales.

Sin embargo, deja en competencia de las Comunidades Autónomas el establecimiento de los requisitos para su uso, la promoción y la recomendación de su instalación, de acuerdo con las indicaciones de los organismos internacionales, en aquellos lugares que registren gran afluencia de personas como centros comerciales, aeropuertos o estaciones de viajeros.

El dato es concluyente, y es que como afirma el director General de B+Safe, Nuño Azcona, “la realidad es que 13 Comunidades carecen de normativa propia al respecto”, destacando los casos, “especialmente llamativos de la Comunidad de Madrid y la Comunidad Foral de Navarra” donde “tienen dicha legislación en borrador o pendiente de aprobar”.

En España, al año se producen más de 30.000 fallecimientos por parada cardíaca y, cada día unas 1.000 personas sufren un paro cardiaco. Con el uso de desfibriladores, esas más de 30.000 muertes anuales se podría reducir de manera considerable.
..Redacción

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