Publicado en Redacción Médica Todo el mundo habla de ella como ‘la planta 22’. En este piso del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla se hace realidad el refrán: “Cuando una puerta se cierra otra se abre”. Tras atravesar la primera entrada, la sensación de aislamiento es total. Se debe a que de la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel en materia de contaminación NRBQ (por las siglas de nuclear, radiológica, bacteriológica y química) nada ni nadie puede salir sin pasar varios controles, filtros y protocolos. Son estos procesos los que hacen que la unidad requiera tres horas para estar absolutamente lista para recibir a un paciente con una enfermedad como el ébola, este tiempo es tres horas más corto que las seis que recomienda el protocolo europeo. “Si ahora mismo me llamaran con un caso podríamos atenderle en cinco minutos”, afirma no sin cierto orgullo el capitán médico Francisco Javier Membrillo, especialista en este tipo de infecciones. Este ‘ahora mismo’ se refiere al momento en el que muestran las instalaciones a un grupo de militares, encabezados por el almirante general Fernando García Sánchez, Jefe de Estado Mayor de la Defensa.