El riesgo cardiovascular de las personas con diabetes tipo 2 es entre dos y cuatro veces superior al de la población general del mismo sexo y edad. Ante este hecho, el jefe del servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, el doctor José Ramón González-Juanatey, recomienda “extremar los cambios en el estilo de vida y control de los factores de riesgo para evitar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y en pacientes con cardiopatías buscar activamente alteraciones del metabolismo hidrocarbonado”.
Y es que esta ha sido una de las principales conclusiones de las jornadas ConeXión: ‘Diabetes y corazón, un abordaje integral en pacientes con DM2′, organizadas recientemente en Madrid por la compañía biofarmacéutica AstraZeneca en Madrid.
En este encuentro se ha recordado que la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares mantienen una relación bidireccional. Por un lado, la diabetes es una de las principales causas de las enfermedades del corazón y, por otro, enfermedades como las cardiopatías producen alteraciones fisiopatológicas (inflamación sistémica, disfunción endotelial) que promueven la resistencia a la insulina y, por tanto, la diabetes tipo 2 (DM2).
Ante la relación entre estas dos patologías (DM2 y enfermedades cardiovasculares) se hace aún más necesario contar con nuevos tratamientos capaces de controlar la diabetes sin riesgo de hipoglucemias y actuar sobre los factores de riesgo cardiovascular presentes en los pacientes diabéticos.
“Las personas con diabetes mellitus tienen un riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular que es dos-cuatro veces superior a las de la población general de igual edad y sexo. La irrupción en los últimos años de nuevas familias de fármacos antidiabéticos con mecanismos de acción innovadores, como los basados en la modulación del sistema incretínico (GLP-1) y los inhibidores del cotransportador sodio glucosa de tipo 2 (iSGLT-2), están aportando nuevas perspectivas en el tratamiento de la DM2, ya que no son inductores de hipoglucemia, poseen efectos añadidos sobre el peso corporal y algunos de ellos muestran un potencial efecto cardioprotector”, afirma el doctor Javier Salvador, director del departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universitaria de Navarra.
Además de su papel en el control de la diabetes, esta familia de fármacos antidiabéticos en la que se incluye dapagliflozina, es capaz de ejercer efectos positivos sobre otros factores de riesgo cardiovascular más allá del descenso del HbA1c, y es que también facilitan la pérdida de peso, uno de los factores de riesgo más importantes en las personas con diabetes tipo 2 y hacerlo, además, con baja incidencia de hipoglucemias.
“Su amplio perfil de acciones está facilitando la individualización terapéutica, lo que contribuye a conseguir mayor adherencia y redunda en una eficacia superior respecto a tratamientos previos”, afirma el experto.
Adicionalmente, añade, “es muy relevante su efecto sobre el control glucémico no dependiente de la insulina y, por tanto, su incapacidad para producir hipoglucemias. Teniendo en cuenta que más del 80% de las personas con DM2 presentan exceso de grasa corporal y que la prevalencia de hipertensión en este grupo de pacientes es superior al 60%, es deducible que su papel en el control de la hiperglucemia, y los beneficios adicionales sobre la obesidad e hipertensión ofrece un perfil de acción muy singular y seguro en el abanico de posibilidades que la farmacología nos ofrece para el tratamiento de estos pacientes”.
Estos nuevos fármacos no solo tienen un papel protagonista en el tratamiento de los pacientes con DM2 y riesgo cardiovascular sino también en la prevención del daño cardíaco. En opinión del doctor Juanatey, “podrían contribuir a la prevención de complicaciones cardiovasculares graves, sin embargo, es probable que los cotransportadores SGLT2 y 1 jueguen un papel directo en la prevención e incluso tratamiento del daño cardíaco; así el agonismo de los SGLT1 en el corazón podrían prevenir la disfunción cardíaca y la inhibición de los SGLT2 jugar un papel más general en la protección frente a la ateroesclesosis”.
“La investigación”, prosigue, “actualmente en marcha, nos ayudará a precisar mejor la eficacia en términos de prevención de la enfermedad cardiovascular y renal de esta familia de antidiabéticos, así como, un mejor conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad cardiovascular y renal en diabéticos”, concluye.
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