Practicar ejercicio y mantener el equilibrio energético es clave para mantener un estado de salud óptimo

Coincidiendo con el Día Mundial de la Actividad Física (6 de abril) es preciso llamar la atención sobre la evolución del ser humano y el abandono progresivo de la actividad física. Nuestro cuerpo está diseñado para moverse y nuestro organismo ha reaccionado frente al creciente sedentarismo y falta de actividad física con una mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares, de las cuales la obesidad es un referente.

Para evitar esta situación, se hace imprescindible equilibrar el balance energético e intentar no ingerir más energía de la que vamos a gastar en nuestro día a día. Con el objetivo de concienciar sobre la importancia del ejercicio físico e informar sobre el balance energético, la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) ha elaborado una infografía, disponible en www.infoalimenta.com

Según los expertos, es recomendable tener una vida activa, practicando con regularidad algún deporte o actividad física acorde con la capacidad de cada persona. Para ello, desde Infoalimenta se proponen unas pautas sencillas que ayudan a llevar una vida activa. En este sentido, explican, “una actividad recomendable es caminar a buen ritmo durante 30 minutos diarios”. Se trata de “una práctica muy accesible que no requiere de una gran inversión en tiempo y que permite grandes beneficios en el ámbito de la prevención”.

Un balance energético equilibrado: ¿De qué depende el consumo de energía?
El consumo de energía diario depende de tres factores fundamentales:

  • La metabolización de los alimentos (el proceso de asimilar y almacenar los nutrientes en nuestro cuerpo), supone un 10% del consumo.
  • El metabolismo basal, que es el que atiende al gasto de energía que nuestro cuerpo necesita para realizar las funciones vitales básicas (respirar, la actividad cardiaca…). Un consumo que supone entre el 60/70%.
  • Y, para completar un balance energético adecuado, los expertos subrayan la necesidad de incluir la práctica de actividad física diaria que permita el gasto de energía restante (entre un 10-30%).

Respetar este hábito de balance energético nos permite mantener un estado de salud óptimo. Si el balance es positivo significará que se ha ingerido más energía de la consumida y que, por tanto, se estaría acumulando en nuestro cuerpo. “Tampoco es conveniente que el balance sea negativo, gastando más energía de la consumida. Lo ideal es mantener la balanza en equilibrio” apuntan.

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