El daño cerebral inducido por el estrés se podría prevenir con un fármaco experimental

Estrés

De sobra es conocido que el estrés crónico puede conducir a la ansiedad y depresión. Ahora, los investigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York, aportan luz a las causas de los cambios estructurales que el estrés provoca en el cerebro para generar este resultado. Además, podría haber una forma de prevenirlo.

De acuerdo a una encuesta de 2015 de la American Psychological Association (APA), alrededor de un 75% de americanos reportan haber experimentado al menos un síntoma de estrés en el último mes, como irritabilidad, ansiedad, fatiga y depresión.

Estudios anteriores han mostrado que el estrés puede causar alteraciones en el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria y los sentimientos, que podrían desencadenar ansiedad y depresión.

Sin embargo, el equipo involucrado en esta última investigación señala que han sido pocos los estudios que han investigado cómo el estrés afecta a la amígdala, la región cerebral vinculada al miedo y a la ansiedad.

La autora principal del estudio, Carla Nasca, y sus colegas decidieron ir más allá en la investigación, y se centraron en estudiar cómo el estrés crónico afecta a la amígdala de los ratones. Recientemente han publicado sus hallazgos en la publicación Molecular Psychiatry.

El estrés impide la comunicación neuronal en la zona central de la amígdala
Para inducir un estrés prolongado en los ratones, los investigadores confinaron periódicamente a los roedores en un espacio pequeño durante 21 días.

Al final del período de confinamiento, el equipo analizó el comportamiento de los ratones. En concreto, examinaron si los ratones empezaban a exhibir comportamientos relacionados con la ansiedad y la depresión, como evitar la interacción social.

Asimismo, los investigadores evaluaron las neuronas de los roedores de ciertas áreas de la amígdala, incluyendo la zona central y basolateral.
Mientras que las dendritas de la zona basolateral se alargaron y se volvieron más complejas en respuesta a un estrés prolongado – una señal positiva que indica flexibilidad y adaptación- las neuronas de la zona central hicieron lo contrario. El equipo observó que las dendritas de las neuronas de la zona central, que son importantes para la comunicación entre otras áreas del cerebro, se encogieron en respuesta a un estrés prologado.

Según los investigadores, esto puede ser perjudicial para el cerebro, ya que reduce su capacidad para adaptarse a nuevas experiencias, lo que puede desencadenar la ansiedad y la depresión.

El estrés crónico está vinculado a una serie de enfermedades psiquiátricas, y esta investigación puede ofrecer nuevas perspectivas sobre su patología”.

Parece posible que las respuestas opuestas que vemos dentro de la amígdala, y el sistema límbico en general, puedan contribuir a la aparición de distintos síntomas de estos trastornos, que pueden ir desde evitar el contacto social a experimentar intensos flashbacks“, dijo uno de los co-autores del estudio, Bruce S. McEwen.

Pero no todo son malas noticias; los investigadores también observaron que podría ser posible prevenir este proceso.

La acetil-L-carnitina impidió la contracción de las dendritas neuronales
Los investigadores repitieron el experimento de inducción de estrés de 21 días en otro grupo de ratones, pero esta vez, trataron a algunos de los ratones con acetil-L-carnitina durante tres días, antes de la finalización del experimento.

La acetil-L-carnitina es una molécula producida de forma natural tanto por los humanos como por los ratones. Estudios han demostrado que los animales que son susceptibles a la depresión son más propensos a tener una deficiencia de acetil-L-carnitina, que actualmente está siendo probada como antidepresivo.

En comparación con los ratones no tratados, el equipo observó que los que recibieron acetil-L-carnitina mostraron una mayor ramificación neuronal en la zona central de la amígdala. Y lo que es más, los ratones tratados fueron más sociables al final del experimento que los ratones no tratados.

Basándose en sus resultados, los investigadores sugieren que la acetil-L-carnitina podría tener la capacidad de evitar algunos de los cambios nocivos que se producen en el cerebro en respuesta al estrés.

Los investigadores señalan que su estudio también incluyó a ratones que eran más propensos a la ansiedad y depresión inducida por el estrés – igual que algunas personas son más vulnerables a estas enfermedades en respuesta al estrés.

Estos ratones también se beneficiaron del tratamiento con acetil-L-carnitina, lo que sugiere que la molécula puede prevenir cambios cerebrales inducidos por el estrés en seres humanos que tienen un mayor riesgo de padecer ansiedad y depresión.

En el futuro, el equipo planea investigar si los seres humanos que sufren depresión tienen niveles más bajos de acetil-L-carnitina que aquellos que no padecen la enfermedad.
..Susana Calvo

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