Un médico español reconstruye la cara a una mujer con grave deformación en el Hospital de Manises

Después de haberse sometido a tres intervenciones quirúrgicas en España en menos de un año para reconstruir su rostro deformado por una enfermedad genética, Samira Benhar, pudo pronunciar estas palabras: “me siento nacida de nuevo”.

Y es que la historia de esta marroquí de 39 años, por fin, para ella, ha tenido un desenlace feliz.

Su calvario comenzó hace algo más de un año, cuando esta patología, una neurofibromatosis tipo I muy severa, ya no solamente la estaba dañando físicamente, sino también psicológicamente, y es que estaba sufriendo el rechazo social, y el más cercano de todos, el de su esposo.

Junto al cirujano Pedro Cavadas, el artífice de la milagrosa transformación mediante una cirugía reconstructiva, Samira compareció el pasado jueves 2 de junio para contar su historia, para contar su “final feliz”.

Para reconstruir su rostro fue preciso casi un año de tratamiento, un periodo de tiempo en el que le han realizado en el Hospital de Manises (Valencia) tres intervenciones. La primera de ellas fue en junio de 2015 para quitarle gran parte del neurofibroma, un tumor de gran tamaño que tenía en el lado derecho de la cara.

Cuatro meses después de nuevo fue intervenida para quitarle el resto, ubicado en la zona del ojo, donde en el pasado mes abril se le colocó una prótesis ocular para mejorar su aspecto.

Cavadas que, en 2009 realizó el primer trasplante de cara en España y el primero en el mundo con mandíbula y lengua, se muestra orgulloso de como ha quedado Samira. “Viéndola ahora cuesta imaginarse cómo estaba”, afirma.

La intervención estuvo dirigida a conseguir la simetría del rostro para restablecer el aspecto, explicó el cirujano, que se hizo cargo del caso de manera altruista junto con el Hospital de Manises, que asume el coste de las intervenciones, la hospitalización y el tratamiento

Una farmacéutica se interesó por su situación

Una farmacéutica colaboradora de la Fundación Adra que, desarrolla un proyecto sanitario en Marruecos desde el año 2001, vio a Samira y le preguntó por qué estaba en esa situación.

Me preguntó y yo le conté, me pidió una foto y se la llevé, y las últimas palabras que me dijo fueron: ‘No me comprometo a nada pero me voy a esforzar por ayudarte”, recuerda Samira.

Y en ese instante se inició “un círculo de gente colaboradora” para su tratamiento. “Este tipo de situaciones hay que atenderlas si se puede”, indica Cavadas, quien explicó que la enfermedad no se cura, pero sí se pueden paliar las secuelas al tratarse de tumores que crecen en la mitad de la cara de manera masiva y, con un volumen, mayor que la otra mitad de la cara.

Samira, que regresará a su país dentro de dos o tres semanas para reunirse con sus hijos de 9 y 12 años, como asegura Cavadas, buscarán la forma de seguir periódicamente y continuar con el tratamiento médico, bien en Marruecos, en el caso de que no precise de una actuación mayor, o de nuevo en Valencia.
..Redacción

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