Todos sabemos que una mentira repetida mil veces no se convierte en realidad (por mucho que haya quien se la crea). Igual que coincidiremos en que quien calla no siempre otorga. E incluso estaremos de acuerdo con que en la mayoría de ocasiones es más adecuado hacer oídos sordos, dado que es tarea ardua intentar debatir con quién solo pretende denostar, o, si seguimos con los símiles de la sabiduría popular, con quién solo barre para casa… El tema es que no debemos dejar pasar cuando se falta al respeto a los profesionales y se falta a la verdad. Los médicos de Atención Primaria estamos orgullosos de estar a la cabecera, de nuestros pacientes y del sistema, los hechos nos avalan y no se trata de responder a quién nos vilipendia sino de dejar las cosas claras.
Y es que la evidencia demuestra que está fuera de cualquier discusión la asociación entre una atención primaria de salud fuerte y los buenos resultados de un sistema sanitario en materia de equidad, salud, coste-efectividad y eficiencia. Pero llega un señor como Antonio Burgueño, ex director general de Hospitales de la Comunidad de Madrid, nombrado por el entonces consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre, Juan José Güemes, y sostiene públicamente que “las urgencias salvan al sistema” o que “la atención primaria es lo peor de la sanidad”.
Yo, que soy de los que defiendo que los profesionales sanitarios demuestran a diario con su actitud que son lo mejor que tiene el sistema, me planteo al leer esas declaraciones qué habrán pensado los más de 30.000 médicos de familia que trabajan en nuestra Atención Primaria (AP), sabiendo lo que todo el mundo sabe y los informes ratifican: se estima que en un sistema basado en una AP fuerte el número de médicos de en este ámbito asistencial debe rondar el 50 % del total, y en España rondamos tan solo el 25 – 30 %, a lo que debemos sumarle el hecho de que en los últimos años la financiación se ha reducido –en términos absolutos y relativos- y nuestra carga asistencial ha subido en torno a un 15 % . De hecho, según los datos de la encuesta realizada por las vocalías de AP de la Organización Médica Colegial, más del 40 % de los médicos de familia atendieron a más de 40 consultas al día, y un 11% de estos a más de 50 pacientes en un solo día. En la tertulia en la que participa el señor Burgueño, uno de los promotores del cuestionado Hospital La Ribera de Alzira que dio nombre al –viendo los resultados quizá mal llamado- modelo de gestión, esos datos muestran que el sistema es en realidad defectuoso (estamos de acuerdo en que hay que mejorarlo) y que los 50 millones de euros de inversión que propone la OMC para revertir esas cifras son solo un parche… Claro, habiendo desarrollado casi toda tu carrera profesional en empresas aseguradoras y promoviendo el negocio de la sanidad privada lo de invertir en recursos en la pública le debe de sonar a ciencia-ficción (y ahí lamentablemente también coincidimos: la ciencia la ponen los profesionales… la ficción es siempre la inversión que promete la administración pública).
Y lo más gracioso, por definirlo de alguna manera, es cuando afirma que “se pregunta a los médicos, no a los enfermos”. Será que, junto a todos los que llevamos décadas defendiendo el sistema sanitario público y reivindicando la necesidad de que exista y reclamando las necesidades que tiene para existir bien, el último Barómetro de la Sanidad ¿vuelve a estar equivocado?: “Los ciudadanos se decantan por la sanidad pública, que se consolida como la opción preferida ante una necesidad de asistencia”, opinión que resume el documento detallando que “de los servicios sanitarios públicos se prefiere la tecnología y medios de que disponen sus centros, la capacitación de sus profesionales y la información y el trato que reciben, de los servicios privados se prefiere la rapidez con que se atiende y el confort de sus instalaciones”. Es más, siguiendo con los datos que aporta la encuesta a la población, solo el 11,3 % opina que las empresas privadas pueden gestionar mejor la sanidad pública, la mayoría de los ciudadanos (69,1 %) considera que la mejor gestión de la sanidad pública la realiza la propia Administración Pública. Pero según Burgueño, “la Atención Primaria es una pena y un desastre”, será por eso que el 86,3% de los usuarios de sus servicios durante 2015 consideran que la atención recibida fue buena o muy buena. Será por eso que “es valorada por el conjunto de los ciudadanos con 7,28 puntos sobre 10 y son muy apreciados aspectos como la confianza y seguridad que transmite el médico (7,67), el trato recibido del personal sanitario (7,59) y la información recibida sobre su problema de salud (7,50)”.
Tan solo “el tiempo que se tarda en hacer las pruebas diagnósticas que le indica el médico se valora con 5,66 puntos, siendo el aspecto que menor puntuación recibe”. Aprobamos, es más que eso, según el Barómetro de la Sanidad la Atención Primaria da respuesta a entre el 80 y el 90% de las consultas que atiende… pero el señor Antonio Burgueño, seguramente vocero de muchos otros, sostiene que “un médico funcionario es una verdadera aberración y un desastre” y que nuestro primer nivel asistencial no tiene comparación con ningún sistema del mundo porque “es un modelo atávico sin ninguna racionalidad”.
Y en eso último irónicamente quizá volvemos a estar de acuerdo: nada se puede comparar, porque los médicos de Atención Primaria llevamos el peso del funcionamiento de la sanidad española, pese a lo que se nos ignora (eso sí que es atávico) y sin contar con los recursos necesarios…
¿Os imagináis cómo será cuando sí que se nos pregunte de verdad? Visto lo visto quizá falte tiempo todavía para eso. Lo que está claro es que no podemos, no debemos dejar que se nos siga faltando el respeto, aunque este señor tan solo sea un botón de muestra de lo que esconden muchos intereses que seguro que no están por la sanidad pública.
..Antonio Fernández-Pro Ledesma. Presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG)