‘SIPPET’, y es que así se llama el estudio que, llevado a cabo por investigadores del centro de Hemofilia y Trombosis Angelo Bianchi Bonomi de Milán (Italia), ha mostrado que los pacientes con hemofilia A severa que no han recibido tratamiento previo (PUPs), el riesgo que tienen de aparición de un inhibidor con el uso de productos de factor VIII (FVIII) recombinante es un 87% mayor que utilizando factor VIII plasmático.
Para realizar el trabajo que, ha sido publicado en el New England Journal of Medicine, los investigadores analizaron a pacientes de 42 centros de 14 países de África, Asia, América y Europa durante un período de tiempo de cinco años (2010-2015). 125 pacientes recibieron FVIII derivado de plasma (que contenía factor ‘Von Willebrand’) y 126 recibieron FVIII recombinante.
En el estudio se utilizaron diversos concentrados de factor de coagulación VIII derivados de plasma y recombinantes. De esta forma, ‘SIPPET’ buscaba resolver definitivamente el debate sobre si el origen de los concentrados de factor VIII (plasmático o recombinante) varía el riesgo de desarrollar inhibidores en niños con hemofilia A severa que no han sido tratados previamente (PUPs).
Estos datos, según los expertos, podrían tener repercusiones en la elección de los productos para el tratamiento de los PUPs, dado que el desarrollo de inhibidores sigue siendo el desafío principal en el tratamiento de la hemofilia A.
La hemofilia tiene una incidencia de 1 caso por cada 5.000 varones –la de tipo A- y de 1 caso por cada 30.000 varones –la de tipo B-, según datos de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Se estima que puede haber en torno a 3.000 pacientes hemofílicos en España, un problema hemorrágico que, al contrario de lo que mucha gente piensa, no se puede contagiar, y es que estamos hablando de una enfermedad hereditaria y congénita, es decir, se nace con ella.
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