El estrés excesivo puede llevar a que las supervivientes al cáncer de mama tengan problemas de memoria, pero hacer ejercicio físico puede ayudar a evitarlo, y es que así se desprende de una nueva investigación publicada recientemente en la revista Psycho-Oncology.
“Hemos descubierto que la actividad física de moderada a vigorosa en realidad beneficia a las mujeres psicológicamente, lo que, a su vez, ayuda a su memoria”, afirma la autora principal del estudio, Siobhan Phillips, profesora asistente de medicina preventiva en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, en Chicago.
Los problemas de memoria tras haber sufrido cáncer, a menudo se atribuyen a la quimioterapia o a la radioterapia; esto se conoce como “quimiocerebro”.
Los hallazgos del nuevo estudio sugieren que “estos problemas de memoria autorreportados podrían estar relacionados parcialmente con las emociones”, explica Phillips. Y es que esta mujeres han pasado por una situación de gran carga emocional, por ello, están “asustadas, estresadas, fatigadas, emocionalmente exhaustas y tienen una autoconfianza baja”, toda una serie de condicionantes que, añade, “puede afectar mentalmente y llevar a experimentar problemas de memoria”.
Para el estudio, los investigadores examinaron los datos sobre la memoria y el ejercicio reportados por las mismas pacientes de más de 1.800 supervivientes al cáncer, 362 de las cuales llevaban unos dispositivos llamados “acelerómetros” para registrar su movimiento.
En ambos grupos, se observó que la actividad física moderada o vigorosa, como fue el caminar a paso rápido, montar en bicicleta, salir a correr o asistir a clases de ejercicio, reducía sobremanera tanto el estrés con la fatiga. Esto, además de los beneficios físicos, en este caso, y más importante por las situaciones de fuerte tensión emocional que habían tenido estas mujeres, tiene beneficios psicológicos y lleva a una mejor memoria, indicaron los investigadores.
Aunque el estudio no estableció una relación directa de causa y efecto, los niveles más altos de actividad física presentaron una correspondencia con unos niveles más altos de autoconfianza y con una menor angustia. Estas mejoras también se asociaron con la percepción de menos problemas de memoria, concluyen los autores del estudio.
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