Valentín Fuster: Hay que promover la salud y la prevención de la enfermedad cardiovascular desde los centros

La terrible carga económica” que suponen los tratamientos cardiovasculares, junto al envejecimiento de la población, van a acabar “haciendo insostenible” abordar este tipo de patologías, y es que así lo alertó el cardiólogo vascular y director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (adscrito al Instituto de Salud Carlos III), Valentín Fuster, en el marco de la primera jornada del Curso Magistral ‘Población, Bases clínicas y moleculares de la enfermedad cardiovascular y la salud’, dentro del programa de Cursos Avanzados de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que se está celebrando en Santander.

Fuster, insiste en que el abordaje de estas enfermedades “ha de cambiar radicalmente” y en que la Sanidad debe “centrarse más en la promoción de la salud y consecuente prevención de este tipo de patologías que en la propia reducción de la enfermedad”, según informa la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en un comunicado.

Además de recordar que las dolencias cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados, el cardiólogo también ha explicado que pese a los grandes avances que se han desarrollado en la tecnología y en los tratamientos de enfermedades cardiovasculares, los analistas coinciden en que la aplicación de tecnología avanzada para su tratamiento supone “un gasto que, en 50 años, no podrá hacerse dada la situación actual del país”.

Fuster, también director del Instituto Cardiovascular del Centro Médico Mount Sinai (Nueva York, Estados Unidos), y Premio Príncipe de Asturias de Investigación (1996), advierte del papel que en estas enfermedades tendrán “el envejecimiento, la enfermedad degenerativa del cerebro y la enfermedad del Alzheimer”.

La educación como medida principal para reducir las enfermedades cardiovasculares

Como solución, Fuster defiende la promoción de la salud y la prevención de la patología cardiovascular desde los centros, apostando por un nuevo concepto que vaya “de la enfermedad a la salud cardiovascular, del envejecimiento al nacimiento”.

De esta manera, se encuentra en la educación la “principal medida” para reducir estas enfermedades, así como “cuidar nuestra salud desde que somos pequeños”. Haciendo especial hincapié en este aspecto, el prestigioso cardiólogo insiste en que “la esperanza radica en educar a los niños, ya que la etapa en la que más captamos y aprendemos se sitúa entre los tres y los cinco años”, aunque también recordado la importancia que tiene tratar las patologías cardiovasculares en adultos desde “la terapia de grupo”, método que ya ha funcionado en otros campos de la medicina. “En España, por ejemplo, se ha aplicado un sencillo programa de intervención comunitaria de promoción de la salud integral, con grupos de 10 o 15 individuos que se reúnen una vez cada dos o cuatro semanas”, concluyó al respecto.

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