La obesidad del padre afecta a la salud metabólica de sus hijos y nietos, según estudio

No se exagera al decir que la obesidad es uno de los problemas más graves de salud pública del siglo XXI. En España, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 57% de la población española padece de obesidad o sobrepeso, siendo nuestro país el segundo de Europa después de Reino Unido.

La obesidad es una enfermedad crónica, de tendencia epidémica y creciente que, predispone a otras patología como son la diabetes, la hipertensión arterial o la apnea del sueño, lo que reduce la calidad de vida y aumenta el riesgo cardiovascular.

Ahora, un equipo internacional de investigadores del Sydney’s Victor Chang Institute y el Garvan Institute of Medical Research (ambos en Australia) ha confirmado la carga genética que la obesidad tiene, y es que los resultados de la investigación, publicados en la revista Molecular Metabolism, muestran que la salud metabólica de un padre puede ser transmitida de generación en generación, afectando no solamente a sus hijos sino también a sus nietos.

Investigación con ratones obesos: predispuestos a trastornos metabólicos al igual que sus padres
Los expertos descubrieron en roedores que los machos que son obesos, están poniendo a sus hijos y nietos en un alto riesgo de desarrollar una enfermedad metabólica mucho antes de que hayan nacido.

La relevancia del estudio es importante, y es que como explica Catherine Suter, autora principal del Instituto Victor Chang, el descubrimiento podría tener aplicaciones inmediatas en salud pública, además, se incide en un aspecto importante que para ella, hasta ahora no se le había la importancia necesaria, y es la salud metabólica del padre. “La salud de un bebé ha sido considerada responsabilidad de la madre desde el embarazo. Se ha prestado poca atención a cómo la salud de un padre podría afectar a su hijo no nacido”, afirma al respecto.

En concreto, los científicos analizaron el efecto de la obesidad del padre a través de tres generaciones.

Al principio, su descendencia parecía estar en buena salud metabólica, sin embargo, cuando consumieron una dieta con alta carga calórica en grasas y azúcar, esa “benevolencia” metabólica desapareció, y es que todos los hijos desarrollaron enfermedad de hígado graso y síntomas prediabéticos, como aumento de la glucosa e insulina en el torrente sanguíneo.

La sorpresa para los investigadores, fue que los nietos de ratones obesos, también estaban predispuestos a sufrir trastornos metabólicos como los que presentaban sus padres, por lo tanto ya había dos generaciones “afectadas” con obesidad. “Esta predisposición se transmitió a los nietos, incluso si sus padres comían bien y se encontraban metabólicamente saludables en el momento de la concepción”, afirma Suter.

La tercera generación (bisnietos) no estaba predispuesta
Esa predisposición en la tercera generación no era tal, y es que los investigadores observaron que en los bisnietos, la salud metabólica mejoraba significativamente. “En la tercera generación, la respuesta negativa exagerada a una dieta de comida basura era casi ausente. Esta predisposición no es genética, sino que se adquirió. Eso significa que el daño se puede deshacer y, en última instancia, es reversible”, explica Suter.

Para los los científicos, esta concatenación multigeneracional, aún, no tienen claro cómo sucede, pero consideran que podría ser clave en el esperma de los ratones. “Estamos trabajando para entender cómo los cambios en las moléculas de ARN del esperma podrían transmitir los efectos metabólicos de generación en generación”, concluye Mark Febbraio, autor principal del Instituto Garvan.
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