El 54% de los padres desconoce que hay una vacuna para hacer frente al rotavirus, causante de la mayor parte de las gastroenteritis agudas en lactantes y niños pequeños, pese a que desde 2006 hay autorizadas dos vacunas que no cuentan con financiación pública.
Y es que así se concluye de un estudio elaborado por la consultora Nielsen y Sanofi Pasteur MSD, compañía que desarrolla y comercializa una de las dos vacunas disponibles.
Francisco Álvarez, miembro del Comité Asesor de Vacunas de Asturias, considera que una de las causas del desconocimiento puede ser “la convicción errónea de que el virus no causa enfermedades graves”. En este sentido, recuerda que al año se producen unas 250.000 infecciones por este virus en España y unas 7.500 acaban en hospitalizaciones. De hecho, los datos del estudio muestran como tres de cada 10 hijos de los encuestados han tenido que ser hospitalizados o visitar urgencias debido a una infección por rotavirus. Más concretamente, el 56% fueron ingresados una vez, el 33% dos veces y un 11% tres veces o más.
También argumenta como una de las causas el déficit actual de pediatras que, en muchas Comunidades Autónomas hay, y hace que las consultas de Pediatría estén siendo atendidas por médicos de Atención Primaria que “están peor formados en materia de vacunas”.
Un 27% de los padres que conocen la vacuna han decidido no inmunizar a sus hijos. Entre los motivos: evitar los efectos secundarios, considerarla innecesaria, aunque Álvarez considera que el que predomina es el económico, y es que las dos vacunas disponibles no están incluidas en el calendario de vacunación del Sistema Nacional de Salud (SNS), por tanto, no cuentan con financiación pública, por lo que los padres deben asumir íntegramente los cerca de 200 euros que cuestan.
En Europa hay países como Reino Unido, Austria, Finlandia o Bélgica que sí la contemplan dentro del calendario vacunal, por lo que este experto se pregunta que cómo es posible “que no esté financiada a pesar de que hay estudios que demuestran que es rentable”. En este sentido defiende que las vacunas que no estén financiadas íntegramente se las aplique “al menos el copago”, ya que así permitiría aliviar el impacto económico que supone para las familias.
Vacunar a los recién nacidos supondría un ahorro para las arcas públicas, detalla Álvarez, ya que se evitarían unas 5.300 hospitalizaciones y unas 17.000 visitas a urgencias.
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