Publicado en El Español Es jueves y en la clase de Audición y Lenguaje del grado de Magisterio de la Universidad de Zaragoza 16 alumnos toman apuntes sobre un documental de Disfonía infantil. En la última fila de clase se sienta Lidia Nicuesa con su perra de asistencia Cini, quien lleva desde que empezó el día “en alerta” por si a la universitaria le da una bajada o subida de azúcar debido a su diabetes. Su mascota le acompaña prácticamente las 24 horas del día, es un glucómetro con cuatro patas y gracias a ella gana tiempo para actuar ante hipoglucemias e hiperglucemias. Cini, que significa azucarada en hindi, es una jack russel terrier que lleva más de tres años viviendo junto a Lidia, una joven zaragozana a la que diagnosticaron diabetes del tipo uno a los cinco años. Su páncreas dejó de producir insulina de una forma natural después de que a esa edad sufriese escarlatina. Desde ese momento su día a día cambió por completo y se tuvo que acostumbrar a vivir conectada a una bomba de insulina, que le proporciona durante el día la glucosa que su cuerpo necesita.