La aféresis terapéutica es la opción a la que se ha agarrado Pablo*, uno de los millones de familiares de enfermos de Alzheimer que habían perdido prácticamente todas las esperanzas. “Cuando hay un atisbo de un inicio de diagnóstico, es como si se te cayera una montaña de granito encima, porque realmente no sabes exactamente lo que puede ser, no conoces esa enfermedad, cómo se manifiesta en el tiempo y en la cotidianidad, y realmente es un golpe muy duro“.
Sabiendo que la medicina convencional tiene un techo cercano, hasta el punto de que en los últimos 15 años no se ha aprobado ningún medicamento nuevo contra el Alzheimer, “te planteas buscar nuevas fórmulas y así coincidimos con una bióloga vinculada a Laboratorios Grifolls que nos aseguró que las investigaciones en inmunoderivados estaban siendo satisfactorias”“. “Se ha experimentado durante años intercambiar el plasma de una rata vieja a una rata joven y el plasma de la rata joven a la rata vieja, y hemos visto cómo la joven envejecía y la vieja rejuvenecía. En esta línea se está trabajando y hay tratamientos prometedores. No son milagrosos, pero sí prometedores“, fueron sus palabras.
Situado en esta nueva perspectiva, Pablo supo que el Dr. Fernando Anaya, del Hospital Gregorio Marañón, era pionero en este tipo de tratamientos, y que valía mucho la pena consultar con él. Y así fue.
¿Qué es lo que está haciendo Fernando Anaya?. El propio Pablo responde “de momento estudia la prevención o ralentización del Alzheimer, que ya es bastante. Es decir, no se trata de recuperar la agilidad mental de los 40 años, pero sí que el proceso sea lo más lento posible. La lentitud beneficia al paciente, en la medida en que se consiga que el deterioro sea menos rápido. Y, además, segundo, la espera permite concebir la esperanza de que se incorporen los nuevos tratamientos que se vayan descubriendo si la enfermedad progresa con más lentitud.“.
Tratar al paciente de Alzheimer a través del plasma, que es lo que hace el Dr. Fernando Anaya en el Gregorio Marañón, no es un proyecto medicamentoso, sino que se trata de intentar curar a los pacientes o mejorar su situación a través de tratamientos con la sangre, porque la sangre llega a todas las partes del cuerpo y, por tanto, al cerebro.
El proceso que se sigue es, en primer lugar, limpiar la zona donde se han acumulado las proteínas amieloides, que son las que provocan que las células cerebrales, las neuronas, pierdan elasticidad y vitalidad, explica Pablo. La primera fase se centra en el recambio plasmático con plasma del propio paciente. Se le extrae una cantidad importante de plasma, se depura, se añade albúmina y otro tipo de productos adecuados al caso, cuyo nombre desconozco. Así, se va limpiando con sesiones semanales o quincenales, en este caso, la zona cerebral que se quiere limpiar, mediante ese plasma regenerado. El proceso depende de cada paciente, explica, “en nuestro caso esta etapa de limpieza más o menos se prolongó a lo largo de un año. Es un tratamiento sin efectos secundarios conocidos, porque es en todo caso muy natural, no es medicina alternativa, es un tratamiento muy lógico “.
A partir de esta situación, viene la segunda etapa, y Pablo explica con sus palabras el estadio en el que están ellos ahora mismo: “En vez de plasma propio, limpio y vuelto a introducir en el sistema circulatorio, se trata de plasma joven, de menos de 26 años, un plasma realmente vigoroso, como el que podría tener un paciente de 26 años sano. ¿Y qué objetivo tiene esta segunda etapa? Como en la primera, teóricamente, se ha limpiado el campo en donde se había acumulado esa famosa y maldita proteína, lo que se intenta a continuación es reactivar la conectividad de las neuronas“.
“Encontrar al Dr. Anaya ha sido un antes y un después, a pesar de que la reversión de la enfermedad me parece que, a día de hoy, no es planteable. Es decir, hay que dar esperanzas, sí, porque se ha abierto un camino interesante, pero sin imaginar para nada que el problema está resuelto“, afirma vehementemente Pablo.
“Está claro que para que la medicina avance tienes que entrar en nuevos campos que a, la larga, abaratarán sin duda el coste del tratamiento de los enfermos de Alzheimer“, asegura, y murmura que el millón de enfermos actual se convertirá dentro de 10 años en 3. Que una parte de esos 2 millones añadidos hayan tenido la oportunidad de retrasar el avance de la enfermedad significa un ahorro de costes espectacular. “De entrada puede haber algunas quejas, porque es muy duro asumir cómo una persona se va deteriorando. Aunque el coste inicial sea alto y los beneficiados sean, de momento, un pequeño número de pacientes, el grupo se irá agrandando gracias a la medicina pública, y entonces veremos que en unos años el ahorro ha sido grandioso“.
Pablo expresa, además, la necesidad de “cuidar a los cuidadores“, y lo complementa asegurando que “estarás mucho más en forma si has procurado mantener tus aficiones, leer, caminar, salir con amigos… cada uno la suya“. “Muchos cuidadores se han quedado en pelotas con los recortes y no cuidar al cuidador es totalmente suicida porque al final el problema se agrava. Los cuidadores tienen que estar en la mejor forma posible para desempeñar su función durante más tiempo y con más agilidad“.
*Nombre reservado por discreción
..Redacción