Publicado en El País El suicidio del antiguo diputado democristiano holandés Franz van der Heijden, y la muerte por eutanasia de su esposa, Gonnie, ha conmocionado a la clase política de Holanda y reavivado el debate sobre los límites de esta práctica y los recortes de la dependencia. De 78 y 76 años respectivamente, ambos padecían una enfermedad incurable y llevaban juntos 53 años. Sabiendo el sufrimiento que ello supondría en la fase final, para no separarse, han preferido poner fin a su vida juntos. De la esquela publicada en la prensa, se deduce que él no había llegado aún a la fase desesperada descrita por la Ley de Eutanasia, aprobada en 2002, que indica que sólo en estos casos, y después de haberlo solicitado repetidas veces, el médico de cabecera puede administrar el producto letal. Ella sí había pedido la eutanasia.