La paella de marisco y la OMC

La paella de marisco es uno de los platos típicos españoles más conocidos, sabrosos y exportados internacionalmente. Es fácil de hacer con buenos ingredientes como buen arroz y buen marisco. La receta no es extraña para un español, primero se cuece el marisco, y una vez que se ha sacado todo el jugo se le echa al arroz para potenciar el sabor. Para que la paella sea buena, lógicamente no se puede utilizar el marisco dos veces, una vez que se le ha sacado todo el jugo, no se le puede sacar otra vez porque ya no debe quedar nada.

La analogía con algunas instituciones es muy evidente, una vez que se ha sacado el jugo a los dirigentes durante un periodo ya no valen para el siguiente, hay que cambiarlos y empezar de nuevo. Repetir es arruinar la paella o una muestra de que no se ha hecho bien la primera vez.

La OMC es la organización que agrupa a todos los colegios de España, por tanto, todos los médicos de España pertenecemos a ella, aunque a veces sintamos que pertenecemos a ella por imperativo legal. Y una vez que estamos todos los médicos unidos, ¿no sería bueno que los dirigentes de la OMC fueran los líderes profesionales que necesitamos?, ¿defensores de las adecuaciones y nuevas realidades de la profesión en un panorama cambiante?

¿Por qué lo digo?, la profesión es huérfana de un liderazgo claro, que agrupe las necesidades de los profesionales, sus necesidades y su variabilidad en el ejercicio, que, desde un carácter altruista, riguroso, ejemplarizante y firme, defienda y regule el ejercicio de la medicina y a sus ejercientes, que colabore y trabaje codo a codo de manera constructiva con el resto del sector salud: pacientes, políticos, enfermeros, industria, administraciones y otras profesiones, siempre para la mejora de los profesionales y que esta redunde en la sociedad y especialmente en los pacientes.

A los médicos no nos interesan, ni nos gustan las celebraciones “inútiles” continuas, no nos interesan las repetidas peregrinaciones por toda la geografía española para entregar medallas o remarcar las manidas ideas demagógicas y utópicas que tanto gustan a los partidos políticos. Nosotros queremos líderes valientes , ejemplares, profesional y humanamente hablando, líderes que aporten, desprovistos de intereses particulares y mochilas llenas de débitos, y por supuesto, cuando hayan dejado su jugo e impronta (por seguir con el símil alimentario), dejen campo a un nuevo cocinero, y no se perpetúen, no cambien sus puestos para soslayar la norma, y realmente representen democráticamente el ejercicio y sus modalidades, sin retorcer la más que dudosa idoneidad de ser los mejores o lo que es peor , los más indicados para su puesto.

Para ello es necesario que sean elegidos democráticamente por todos los médicos, porque nos representan a todos, con un programa, con unos compromisos, con unas limitaciones en el tiempo. Un sistema presidencialista elegido en círculo cerrado suena a rancio, feudal, servil… de otra época, con tendencia a la endogamia, adulación e hipocresía.

¿Quién puede imaginarse una “cigala”, a la que ya se le ha sacado todo el jugo, haciendo después de “gamba”? si ya se le ha sacado el jugo, no vale para la próxima paella. La limitación de mandatos no es un capricho, es una necesidad de entrada de “agua fresca”. Mientras las “gambas” y las “cigalas” se intercambien entre sí la paella será la misma pero con un sabor perdido, de otra época, realmente será una paella insípida y por tanto inútil.

Repetir el mismo equipo una y otra vez cambiando de cargo, ser sempiternos vocales , aun con cambio de denominación o representar a un sector muy especifico, trabajando en la industria y siendo consejero de una empresa, es una broma de mal gusto, es afirmar que la institución es un club de amigos que no representa a la profesión, es un paso más hacia la estación de “colegiación no obligatoria” porque la paella necesita nuevos ingredientes cada vez que se hace, sino estamos hablando de una OMC que habrá perdido toda su sustancia, ahora que se plantean retos nuevos e interesantes como la recertificación, el desarrollo profesional, etc

Si queremos abanderar la ética y la deontología, si queremos ser centro de intelectualidad y mejora para la profesión, debemos dar ejemplo, hacer política profesional desde al institución y no meter la política general en la institución, escoger a los mejores y trabajar para todos con transparencia, desprovistos de interéses particulares y espurios, y sin hipotecas, entonces no temeremos ser sustituidos, será bienvenida la regeneracion natural, y ese flujo natural de ideas tras un “taponamiento forzoso y patológico”
..Dr. Francisco M Toquero de la Torre. Ex Vicesecretario General de la OMC

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