Más de 200.000 enfermos terminales y menos de 300 recursos asistenciales en toda España para evitar que sufran en su final de vida. Esta es la situación actual que desde la Asociación Helping Cáncer alertan para conseguir más unidades de profesionales dedicadas íntegramente a estos cuidados.
“En España el número de unidades de cuidados paliativos completas (médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales) es menor que el de los equipos básicos (médico y enfermera)”, declara Ariadna de Udaeta, responsable de comunicación de la Asociación Helping Cáncer, quien explica que ”necesitamos más grupos de profesionales especializados que solo trabajen en este campo”. Los profesionales de la salud de recursos generales no pueden dedicar todo su tiempo laboral a los CP (Cuidados Paliativos). Debido a la falta de recursos, el 50% de los enfermos que necesitan cuidados paliativos generales y la misma proporción de los que los requieren especializados no recibe suficiente atención.
Ante este escenario, es necesario recalcar el hecho de que los enfermos terminales precisan una atención integral que incluya dar respuesta tanto a las necesidades físicas como a las psicológicas, sociales, familiares y espirituales. Por ello se requiere la inclusión de psicólogos y trabajadores sociales con una dedicación de al menos el 50% en los equipos de atención de CP completos. Sólo uno de cada cuatro recursos paliativos disponen de psicólogos y trabajadores sociales.
Un final de vida sin dolor
Los cuidados paliativos dan soporte a los enfermos en su final de vida para que lo pasen sin dolor. No curan pero sí alivian tanto a nivel físico como emocional el sufrimiento de los pacientes, al mismo tiempo que apoyan a los familiares que necesitan atención en esta fase gracias al trabajo de los especialistas. Los cuidados paliativos son complementarios a los tratamientos que se estén administrando para la enfermedad puesto que no pretenden curar. Es en el momento en el que el paciente no responde al tratamiento los CP se centran en la atención del mismo para procurar que sufra lo mínimo, pues el enfermo pasa por estados de fatiga, náuseas, falta de apetito e insomnio, entre otros, donde las terapias nutricionales o técnicas de relajación pueden aliviar los síntomas. Los problemas psicológicos también están presentes al final de la enfermedad, representados, por ejemplo, en forma de ansiedad o depresión, para los que las unidades de dichos cuidados intentan disminuirlos.