Estrategias de formación y comunicación: Contra la violencia en el trabajo

En el día de las agresiones a los sanitarios hay que dar a conocer este problema multicausal, que va “in crescendo”. La violencia en el lugar de trabajo, sea física o psicológica, puntual o soterrada, intensa o larvada, se ha convertido en un problema mundial que atraviesa fronteras, contextos de trabajo y grupos profesionales. En los últimos años, ha pasado a ser una preocupación prioritaria para organismos internacionales en la calidad de vida y del bienestar humano. De esta manera, la violencia en el lugar de trabajo es presentada como un importante factor de riesgo psicosocial, un problema de derechos humanos y una cuestión socialmente urgente que afecta a la dignidad de millones de personas en el mundo. Se trata de una importante fuente de desigualdad, discriminación, estigmatización y conflicto en el trabajo y cada vez más, un problema de derechos humanos.

En el sector sanitario, el quehacer diario de los profesionales, obliga a interrelacionarse con todo tipo de personas, lo que lleva implícito un alto contenido emocional y psicológico y un componente subjetivo, que surge cuando menos se espera y desea, y que dependiendo tanto del carácter del profesional como, como del manejo que éste sea capaz de realizar, de una situación incómoda, así se provoca más de un disgusto o más de una satisfacción.

El paciente tiene el derecho a ser tratado correctamente, de forma diligente y prudente, con técnicas y protocolos actualizados; del mismo modo, el paciente tiene derecho a exigir responsabilidad por los errores que se cometan, que deben compensarse adecuadamente de acuerdo con las normas generales del derecho en vigor. Por otro lado, el profesional sanitario tiene el derecho a ejercer su profesión con seguridad jurídica, en el ambiente adecuado y con una independencia que no altere la “lex artis” imprescindible para la práctica de cualquier actividad profesional, máxime la medicina

Los cambios ejecutados en el ejercicio profesional y en la concepción del médico se asocian con la desaparición progresiva del médico como figura casi paternal que había imperado en las últimas décadas; la desaparición de la enorme confianza que existía entre médicos y pacientes, de la burocratización y mecanización de un ejercicio profesional sometido a imponderables circunstancias y variabilidad, a esto debemos añadir, el progreso técnico alcanzado por la medicina, y su no siempre correcta divulgación por las redes sociales y las TICS ha provocado el aumento del consumo de actos médicos, aumentando con ello la posibilidad de error, y creando numerosas veces falsas perspectivas y expectativas, tanto en el enfermo como en el familiar.

La actitud de algunos pacientes y sus familiares han ido desarrollando una estrategia reivindicativa basada en una falsa creencia de que todo se puede solucionar, por lo que interpretan que si algo no sale conforme a lo previsto es por un fallo personal o institucional.

Incluso existen malentendidos en lo referente a los derechos del ciudadano, de tal modo que el derecho básico a la salud (a ser tratado adecuadamente en caso necesario) se confunde con el derecho a ser curado, que obviamente nadie puede garantizar.

Es difícil aportar una solución rápida y efectiva al este problema, pero esta claro que lo que se necesita son unas bases sólidas de educación y conocimiento del sistema de salud por parte de usuario, y formación a los profesionales de cómo actuar, amén de otras soluciones ya arbitradas.

Impartir a los trabajadores curso-taller acerca de las técnicas conductuales y de comunicación para el manejo del paciente difícil o agresivo de la mano del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, se tercia necesario.
Protocolos de asistencia sanitaria y apoyo psicológico disponible para el agredido, comunicación del suceso, asesoramiento legal, denuncia de los hechos ante el órgano competente y actuación con respecto a daños materiales que pudieran derivarse de estos comportamientos violentos.

Conocimiento de los pacientes, para ello es crucial la estabilidad de una profesión donde a confianza y el mutuo conocimiento, genera sentimientos, a lo largo de una jornada laboral podemos tener variedad de emociones: rechazo (pacientes somatizadores), hostilidad (pacientes “negadores-autodestructivos”), aversión (pacientes del tipo “emotivo-seductor”), defensa (“pacientes demandantes”), etc. Por tanto también es muy importante conseguir un autocontrol emocional como herramienta primordial para prevenir la agresividad de nuestros pacientes, cuidando por tanto las condiciones laborales del trabajador

Los Servicios de Urgencias, son los catalizadores de esa primera alteración del carácter y desde ahí se puede modular hacia el lado positivo y resoluble, o por desgracia , al negativo y enconado, por tanto hay que dar formación sobre las principales estrategias y pautas de actuación a desarrollar, para afrontar una agresión por parte de pacientes o familiares.

Hay factores de riesgo en los que no se puede incidir (pacientes con abuso de sustancias, enfermos psiquiátricos, violencia intrínseca de la persona, etc.) pero sí se puede modificar la manera afrontar estas situaciones tan conflictivas e incomodas que se repiten cada vez más. Advirtamos siempre que la agresividad es siempre más fácil de producir, que de detener una vez establecida. Por ello primero se debe aprender a prevenirla, identificarla y luego a manejarla.

No es posible cambiar al paciente difícil o conflictivo, ni su enfermedad o sus circunstancias pero sí se puede mejorar el modo de afrontar su conducta, ya que debemos partir de la idea de que es más fácil “prevenir que curar”

Aprender a desarrollar una adecuada relación y comunicación con el paciente permitirá al profesional protegerse, disminuyendo la carga emocional negativa, el número de pacientes conflictivos y el número de problemas en los servicios hospitalarios. Por tanto son prioritarias las estrategias de comunicación, de entrevista, de manejo conductual y hasta de silencios programados, para no iniciar o reconducir situaciones, a futuro seguro perniciosas y negativas para todos
..Dr. Francisco Toquero de la Torre

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