Publicado en El Español Carsten Flemming Hansen, un anciano danés de 75 años, ingresó la pasada semana en el Hospital Universitario de Aarhus con un aneurisma de aorta abdominal y con un pronóstico nada halagüeño. Su avanzada edad y el estado de la arteria hacían imposible una intervención quirúrgica, por lo que su muerte era cuestión de horas o, con suerte, de días. Carsten, consciente de que su final era inminente, pidió al equipo médico del centro hospitalario que le concediesen un último y único deseo: fumarse un pitillo y tomar una copa de vino. “El último anhelo de mi padre era que se le permitiese disfrutar de un vino y un cigarro. Era lo mejor para él. Significó mucho durante toda su vida y se encontraba molesto porque no se le permitía fumar dentro”, cuenta Mette Oro Bech Demuth, hija de Carsten en declaraciones al diario danés BT.