La obligada necesidad de la seguridad clínica

Uno de los ejes de la calidad de la asistencia sanitaria es asegurar que los tratamientos y cuidados que reciben los pacientes no les supongan ningún daño, lesión o complicación más allá de las derivadas de la evolución natural de la propia enfermedad que padezcan, y las necesarias y justificadas para el adecuado manejo diagnóstico, terapéutico o paliativo del proceso de enfermedad.

La práctica sanitaria conlleva riesgos tanto para los pacientes como para los profesionales que les atienden. Conforme las técnicas diagnósticas y terapéuticas se vuelven más sofisticadas estos riesgos, como es lógico, aumentan. La combinación compleja de procesos, tecnologías e interacciones humanas que constituyen el sistema moderno de prestación de atención de salud puede aportar beneficios importantes. Sin embargo, también conlleva un riesgo inevitable de que ocurran acontecimientos adversos.

Una atención segura es un derecho de toda persona que recibe cuidados y tratamientos.
Dentro del Plan Estratégico de nuestra organización consideramos que la gestión del riesgo asistencial es una prioridad, porque tanto los incidentes como los eventos adversos que llegan al paciente produciéndole daño:

  • presentan elevada incidencia y alta morbilidad y mortalidad
  • producen sufrimiento y discapacidad para los enfermos y familiares
  • repercuten negativamente sobre los profesionales
  • se pueden prevenir, en un alto porcentaje
  • suponen un alto coste añadido

Uno de los objetivos a plantear es crear actuaciones, medios y protocolos para detectar y abordar la minimización del riesgo asistencial es decir establecer una Cultura de Seguridad que desarrolle las estrategias necesarias para disminuir los incidentes y los eventos adversos, en relación siempre con la prescripción terapéutica y las adherencias a los tratamientos.

Los beneficios que obtenemos cuando en una organización existe una Cultura de Seguridad son importantes:

  • Se tiene conciencia de que las cosas pueden ir mal
  • Se comparte y se habla de los incidentes y eventos adversos
  • Se acepta que las incidencias no están solo ligadas al profesional, sino también al sistema en que trabaja (comunicación insuficiente, protocolos, cargas de trabajo…)
  • El sistema aprende de los errores (analizándolos) y gestiona los riesgos potenciales

La seguridad es un principio fundamental del cuidado de los pacientes y un componente clave de la calidad asistencial. Debe ser una prioridad para todo sistema sanitario y debe situarse en el centro de todas las políticas sanitarias, hecho que se objetiva por la creciente importancia que se le está concediendo desde el ministerio de Sanidad y la OMS con la puesta en marcha de la alianza mundial para la seguridad del paciente. La ley 41/2002 reguladora de la autonomía del paciente y de sus derechos y obligaciones en materia de información y plantea que, los pacientes tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su salud, toda la información sobre la misma (lo que obliga, de forma riesgos que comporta la atención sanitaria).

La atención sanitaria es en sí mismo es un riesgo para pacientes, debido al avance en los conocimientos y complejidad de las técnicas utilizadas, favoreciendo la aparición de efectos adversos.

Definiendo efecto adverso como un daño o complicación, no intencionadas, que resulta en incapacidad, muerte o prolongación de la estancia hospitalaria, y aumento de los costes, causado más por el sistema sanitario que por la propia enfermedad del paciente. En diferentes estudios, éstos varían del 3 al 16% (media 10%) y son evitables más del 40%.

La Gestión de Riesgos clínicos nace como consecuencia de una política de seguridad clínica y calidad asistencial, centrada en el paciente. Es identificar y análizar las causas que originan estos efectos adversos, para poder controlarlos y prevenirlos/reducirlos.

La Gestión de Riesgo , desde un punto de vista general, es un proceso sistemático orientado a minimizar las pérdidas potenciales y sus consecuencias, a un precio razonable. Y en nuestro medio, como un proceso sistemático, que identifica, analiza, valora, realiza un seguimiento y proporciona información sobre los riesgos asociados a cualquier actividad sanitaria.
Teniendo como concepto fundamental, que los errores se producen, porque los fallos de los individuos. Así, la disminución de los efectos adversos, estará relacionada más con la mejora de los aspectos organizativos del sistema que con conductas individuales.
Tiene tres objetivos muy interrelacionados:

  • La calidad de los servicios
  • La seguridad clínica, de pacientes y de actuaciones médicas
  • La eliminación de costes innecesarios

Y esto debe formar parte de los manuales de procedimientos de una manera obligada, por ello debe ser una constante de pivote de trabajo de cara al futuro para implementar calidad en la practica medica
..Dr. Francisco M Toquero de la Torre. Ex Vicepresidente de la UEMO (Unión Europea de Médicos de Familia)

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