Lo que perjudica a un corazón joven, también causa daños en el cerebro en edad adulta

La hipertensión, un colesterol alto o fumar en edades tempranas de la vida aumentan las probabilidades de declive mental durante la mediana edad, y es que así lo advierte un estudio reciente.

Aunque es bien sabido que la hipertensión, el colesterol y fumar se asocian con un rendimiento cognitivo deficiente en los adultos, se desconocía cuáles eran los efectos de estos factores de riesgo experimentados en la niñez sobre la cognición en la mediana edad”, afirma la autora principal del estudio, Suvi Rovio, científica principal en la Universidad de Turku (Finlandia) en un comunicado del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology).

Para realizar el estudio, Rovio y sus colaboradores analizaron los datos de miles de personas en Finlandia a las que se dio un seguimiento desde la etapa de la niñez hasta la edad adulta.

Los investigadores encontraron que la hipertensión y el colesterol alto en la niñez, la adolescencia y los estadios iniciales de la edad adulta (además de fumar en la adolescencia y en la adultez temprana) se asociaron con un rendimiento mental peor en la mediana edad, especialmente con respecto a la memoria y el aprendizaje.

Los resultados del estudio, publicados en la revista Journal of the American College of Cardiology, en palabras de Rovio, “respaldan la necesidad de realizar una monitorización y estrategias de tratamiento activas contra los factores de riesgo cardiovasculares en la niñez”.

El colesterol alto y el fumar aumentó la diferencia de edad en el rendimiento mental 

El nivel alto de colesterol conformó una diferencia de casi siete años en el rendimiento mental y una diferencia cognitiva de 3.4 años entre los fumadores y los no fumadores.

Para el Dr. Valentín Fuster, editor en jefe de la revista, “las evidencias recientes han demostrado que los factores de riesgo desarrollados en la adultez pueden tener un impacto en la disfunción cognitiva en la vejez, si no se han corregido”.

Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de Madrid y director del Instituto Cardiovascular y director de la unidad de cardiología del Hospital Monte Sinaí medical Center de New York concluye que “los hallazgos de este trabajo son importantes, porque muestran que los factores de riesgo que se desarrollan a una edad incluso más temprana pueden tener el mismo efecto adverso”.
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