Un nuevo estudio sugiere que los bebés nacidos de mujeres que fumaron apenas 10 cigarrillos durante la gestación son más propensos a tener problemas de pensamiento y de aprendizaje más adelante.
Es mucha la literatura que hay sobre los bebés nacidos de mujeres que fuman y que probablemente sean prematuros, pequeños y tengan problemas de conducta a una edad temprana. Sin embargo, la relevancia de esta nueva investigación que, se ha publicado recientemente en Drug and Alcohol Dependence radica en que encontró que los efectos negativos para la salud de la exposición al tabaco en el útero pueden durar años, provocando daños en la función ejecutiva (habilidades de aprendizaje que implican el uso de la memoria, el razonamiento, la resolución de problemas y la planificación).
En el país más poderoso del mundo, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el 8% de las mujeres estadounidenses fuman.
En palabras de la primera autora del estudio, Ruth Rose-Jacobs, también profesora asociada de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, “dado que el tabaco es una de las sustancias que más habitualmente se usa durante el embarazo (y es legal que los adultos lo usen), estos resultados indican la tremenda importancia de reforzar los esfuerzos por asegurarse de que las mujeres en edad reproductiva y las embarazadas tengan un mayor acceso a los programas para dejar de fumar tabaco basados en evidencias”.
Un cigarrillo contiene más de 7.000 sustancias cancerígenas
Para realizar el estudio, Rose-Jacobs y sus colaboradores se centraron en un grupo de 131 adolescentes. Los investigadores dijeron que la exposición a apenas 10 cigarrillos en su etapa prenatal fue suficiente para dañar las habilidades de pensamiento y particularmente la capacidad de regular la conducta.
El cigarrillo está compuesto por sustancias que no es exagerado calificarlas de letales para el organismo y capaces de lesionar cualquier órgano del cuerpo, como son el cianuro de hidrógeno, acetona, amoníaco, arsénico, benceno, butano, cadmio, monóxido de carbono, nitrosaminas, DDT, plomo, nicotina, polonio 210, monóxido de carbono derivado de su combustión, y así hasta más 7.000 sustancias cancerígenas, tóxicos cardiovasculares y tóxicos respiratorios.
“Dado que apenas 10 cigarrillos pueden tener un impacto negativo, es primordial que actuemos con respecto a esto y que ofrezcamos tanto acceso y educación como podamos para ayudar a prevenir estos resultados negativos”, concluyó Rose-Jacobs.
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