Publicado en El Confidencial La radioterapia es en la actualidad uno de los tres pilares del tratamiento del cáncer junto con la cirugía y la quimioterapia. En el caso de los tumores de mama, se emplea siempre tras la cirugía conservadora y en ocasiones tras la mastectomía, con el objetivo de eliminar las posibles células tumorales —la mayoría de las veces microscópicas— que hayan podido quedar en la zona. En el caso de la radioterapia en el cáncer de mama, el tratamiento consiste en administrar una dosis elevada de radiación sobre la mama o el lecho de mastectomía y, en el caso de tener indicación para ello, en la axila y el área supraclavicular. El tratamiento se realiza con alta tecnología y se administra mediante un acelerador lineal, en sesiones de pocos minutos de duración y cinco días por semana con un total de entre 15 y 25 sesiones. Antes del inicio del tratamiento, es necesario realizar un diseño personalizado del mismo utilizando como base una tomografía computarizada (TAC), que denominamos de simulación, en que se coloca a la paciente en la misma posición en la que hará el tratamiento día a día y se tatúan unas pequeñas marcas en la piel que nos servirán de referencia para el posicionamiento diario.