Más de 100 millones de adultos en Estados Unidos tienen diabetes o prediabetes y es la séptima causa de muerte en el país

Un trabajo de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) ha recopilado la actividad física de más de 700.000 personas de todo el mundo a partir de sus smartphones y ha revelado que en aquellas poblaciones donde existe más desigualdad en la práctica de ejercicio físico es donde hay un mayor riesgo de obesidad.

Los resultados del trabajo que se han publicado en el último número de la revista Nature, se basó en los datos recopilados a través de la aplicación móvil ‘Azumio Argus’, que rastrea el nivel de ejercicio realizado.

Gracias a los pequeños sensores de los smartphones que, automáticamente pueden registrar movimientos escalonados, los autores observaron que existe desigualdad en la distribución de la actividad física.

De este modo, los países con las mayores diferencias entre la gente que camina gran-des distancias y la que lo hace poco, o lo que es lo mismo, con más desigualdad en la actividad física, coinciden con aquellos cuyas tasas de obesidad son más altas.

El trabajo incorpora parámetros como la edad, el género, la altura y el peso de forma anónima para calcular el índice de masa corporal (IMC) de cada persona. Así, el trabajo revela que en las mujeres la obesidad se incrementa más rápidamente que en hombres cuando la desigualdad en la actividad física aumenta.

Ciudades más propicias que otras para caminar

Para entender mejor las causas y las consecuencias de estas variaciones en entornos urbanos, el grupo de científicos ha relacionado la base de datos obtenida de smartphones con estudios previos sobre la edificación de varias ciudades americanas y, observaron que las urbes más propicias para caminar tienen menor desigualdad en la actividad física realizada.

Los resultados se basan principalmente en los datos de 46 países con una muestra su-perior a 1.000 personas cada uno. No obstante, fue necesario cotejarlos con métodos computacionales más rigurosos para demostrar la validez de este nuevo enfoque.

Con las apps y los sensores apropiados podemos impulsar esta investigación. Podríamos examinar de qué modo la actividad o la inactividad puede afectar al estrés o a la salud mental, así como estudiar la manera de mejorar nuestros entornos para promover el ejercicio”, afirma Abby King, coautor del estudio.

Los autores esperan que su trabajo contribuya a mejorar las campañas de salud pública contra la obesidad así como a apoyar las políticas para hacer las ciudades más aptas para caminar.

Un reciente estudio publicado en la revista especializada The New England Journal of Medicine, aportaba un dato concluyente, y es que unos 2.200 millones de personas sufren sobrepeso u obesidad en el mundo.

Desde 1980, en más de 70 países del mundo la obesidad se ha duplicado y ha crecido continuamente en la mayoría de ellos, además, lo más preocupante es que en el caso de los niños, el ritmo de obesidad en muchos lugares en el mundo superó al de los adultos.

En España, según datos proporcionados por la Federación Española de Diabetes (FEDE), la prevalencia de la diabetes se calcula que ronda los seis millones de personas, cifra que sigue aumentando, y es que se prevé que en una década se incremente hasta un 55%.
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