Valentín Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y director de la unidad de cardiología del Hospital Monte Sinaí medical Center de New York, asegura que el riesgo genético a padecer un infarto de miocardio se puede reducir con un estilo de vida saludable.
Y es que el recientemente nombrado nuevo presidente del Consejo Asesor de Sanidad, se pronunción así durante el curso magistral ‘Molecular, Clinical & Population Bases of Cardiovascular Disease and Health’ que, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y patrocinado por Laboratorios Ferrer, se ha celebrado en Cardona (Barcelona), ciudad que ha puesto en marcha la iniciativa ‘Cardona Integral’, un proyecto en el que la salud, para los ciudadanos se convierte en un elemento prioritario y en una herramienta de promoción social y económica para la ciudad.
Bases para un lograr un envejecimiento saludable, una edad media sana y una infancia y adolescencia saludables
Fuster ha analizado las bases para un lograr un envejecimiento saludable, una edad media sana y una infancia y adolescencia saludables. “La promoción de comportamientos de un estilo de vida saludable, que incluyen no fumar, evitar la obesidad, una actividad física regular y un patrón de dieta saludable, debe ser la base de las estrategias actuales para mejorar la salud cardiovascular entre la población general”, aifrma.
Un estilo de vida saludable puede incluso con los genes que favorecen la enfermedad cardiovascular, tal y como informa este prestigioso cardiólogo que también es Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1996).
Además, y en contra de la visión determinista de la predisposición genética de la enfermedad coronaria, cada vez hay más evidencias científicas que demuestran que este riesgo genético puede ser atenuado por un estilo de vida saludable caracterizado por no fumar, practicar ejercicio y evitar el exceso de peso. De hecho, un reciente estudio publicado en The New England Journal of Medicine, reveló que la población con una elevada predisposición genética a desarrollar una enfermedad cardiovascular puede reducir su riesgo de infarto o de episodio de muerte súbita a la mitad por el simple hecho de adoptar un estilo de vida saludable
La herencia genética como los factores del estilo de vida contribuyen de forma independiente a la susceptibilidad de la enfermedad coronaria
A juicio de Fuster, los resultados demuestran que tanto la herencia genética como los factores del estilo de vida contribuyen de forma independiente a la susceptibilidad de la enfermedad coronaria. Además, añade, que un estilo de vida saludable se asocia con reducciones similares del riesgo cardiovascular en cada estrato de riesgo genético y, aunque la reducción absoluta del riesgo asociada con la adherencia a un estilo de vida saludable fue mayor en el grupo con alto riesgo genético, los resultados apoyan los esfuerzos de salud pública que ponderan un estilo de vida saludable para toda la población.
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