Primera condena en firme del Supremo por tráfico de órganos

Psicología-Clínica

Un donante marroquí, que vivía en una casa ocupada por personas sin techo en L’Hospitalet de l’Infant, Tarragona, sin papeles y en una situación irregular, con problemas para expresarse en español, que pedía limosna aceptó 6.000 euros a cambio de uno de sus riñones. En el hospital confirmaron que era compatible con el enfermo, pero antes de firmar en el notario, se arrepintió al entender que firmaba que realizaba el trasplante por amistad.

El padre, los hermanos y un amigo del paciente, Toni Radosavljevic, fueron a buscarle para insultarle y pegarle. La Sala de lo Penal ha ratificado las penas de hasta seis años de cárcel impuestas por la Audiencia Provincial de Barcelona a todos ellos.

Según afirma la sentencia, los acusados buscaron “<i”.

Dado que Radosavljevic no tenía tarjeta sanitaria y padecía una enfermedad renal, se hacía pasar por su hermano Django, también condenado, cada vez que iba al médico. Después de someterse a sesiones de diálisis, se le preparó para un trasplante de riñón. En el hospital de Bellvitge se le informó de la regulación existente, y para saltarse la lista y el tiempo de espera buscaron un donante compatible que, a cambio de esos 6.000 euros se presentó ante los médicos como un amigo de la familia.

y su expediente fue remitido al hospital de Bellvitge. Como no tenía tarjeta sanitaria, se hacía pasar por su hermano Django, también condenado, cada vez que iba al médico.

El delito de tráfico de órganos, que fue introducido en el año 2010 en el Código Penal, “no trata solo de proteger la salud o la integridad física de las personas“, sino que además lo hace con su propia dignidad, “evitando que las mismas, por sus condicionamientos económicos, puedan ser tratadas como un objeto detentador de órganos“.
..Lola Granada

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