En 30 años solamente se aprobaron dos nuevas clases de antibióticos y ninguno actúa contra las bacterias más resistentes

Ninguno de los antibióticos de las dos últimas clases que se han aprobado en los últimos 30 años actúa contra las bacterias más resistentes, o al menos así lo avisan desde el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) en el informe ‘Resistencia a los antibióticos: cuando el problema va más allá de las patentes’.

Un problema que tal y como alerta la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), en nuestro país, el aumento de las enfermedades causadas por bacterias multirresistentes a antibióticos causan alrededor de 2.500 muertes anuales, el doble de las causadas por accidentes de tráfico. En Europa el número se sitúa en 25.000 muertes anuales. De hecho, de seguir así la resistencia a los antibióticos con ese ritmo de crecimiento, se calcula que en el 2050, fallecerán cada año por infecciones por bacterias que son multirresistentes a los antibióticos 10 millones de personas, superando las muertes por cáncer (8,5 millones de personas) y accidentes de tráfico (1,2 millones de personas).

En 2014 por cada antibiótico que tenían en el ‘pipeline’ las farmacéuticas, había 16 productos oncológicos. Además, los 40 millones anuales que pueden generar los antibióticos, es lo que puede llegar a generar sólo un medicamento contra el cáncer”, afirma el director de Análisis de ISGlobal y uno de los autores del informe, Gonzalo Fanjul.

La industria no invierte lo necesario en la investigación de nuevos antibióticos

Esto se explica, según destaca el trabajo, en que la industria no invierte lo necesario en la investigación de nuevos antibióticos porque es un mercado “limitado”, al ir dirigidos a un subgrupo de pacientes que han desarrollado resistencias, y a que la duración del tratamiento es corto, por lo que los beneficios no son tan altos como los que se alcanzan con otros tratamientos crónicos o de larga duración.

Apenas el sector privado considera rentable invertir en antibióticos porque cree que hay enfermedades crónicas, como la diabetes o el cáncer, que son más rentables. Por ello, es necesario impulsar la intervención pública para mejorar la inversión”, indica otra de las autoras del informe, Elena Villanueva.

Resistencia a los antibióticos: amenaza para la salud pública mundial

La Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene declarada la resistencia a los antibióticos como una emergencia en el mundo y una amenaza creciente para la salud pública mundial, y es que según datos de la OMS, al año, por bacterias que son multirresistentes a los antibióticos fallecen entre 700.000 y 900.000 personas.

Ahora bien, los expertos reconocen que la concienciación sobre este problema está aumentando entre los estados y organismos oficiales. Por ejemplo, la OMS presentó en 2015 un plan global para combatir la resistencia antimicrobiana en el que se reclamaba la intervención pública para asegurar la investigación y desarrollo en el sector de los antibióticos. Además, países como Alemania, Holanda o Reino Unido están liderando iniciativas a nivel internacional que aceleren la búsqueda de soluciones a este problema, y ya está sobre la mesa del G7 y el G20.

En este sentido, el director de la Iniciativa de Resistencia Antimicrobianas de ISGlobal y jefe del departamento de Microbiología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona, Jordi Vila, afirma que aunque se ha mejorado la vigilancia y resistencia a los antibióticos, así como las políticas nacionales de estos fármacos y la prevención de la diseminación de las bacterias, todavía “queda mucho por hacer”.

Aumentar el desarrollo de tratamientos de diagnóstico más rápidos

Entre los retos que plante Vila destaca la necesidad de aumentar el desarrollo tratamientos de diagnóstico más rápidos. Precisamente, el ISGlobal está investigando nuevos test para detectar cuanto antes la sepsis o la neumonía, las infecciones que más muertes generan y que en muchas ocasiones están asociadas a un mal uso de los antibióticos.

Hay que abordar el problema desde un enfoque multidisciplinar que también tome en cuenta factores socioeconómicos y de comportamiento humano”, subrayando la importancia de mejorar la educación y formación sobre el uso responsable de los antibióticos entre los médicos de Atención Primaria y los farmacéuticos.

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