El intestino humano puede llegar a albergar cien billones de microorganismos, sobre todo bacterias, pero también, en menor proporción hongos. La ciencia no se ha fijado mucho en ellos, pero ahora un reciente estudio constata que la especie ‘Mucor racemosus’ puede ser útil como biomarcador de riesgo cardiovascular.
Y es que esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Beneficial Microbes y liderado por científicos españoles del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN), del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y del Instituto de Investigación Biomédica de Gerona Doctor Josep Trueta (IdIBGi).
Para llegar a sus conclusiones, los científicos eligieron una cohorte de 52 individuos: los había obesos con riesgo cardiovascular -hipertensos, con colesterol y triglicéridos y glucemia con niveles altos-, obesos pero con los mencionadso parámetros en niveles saludables y otro subgrupo de sujetos de peso óptimo, tal y como relata a Efe el científico José Manuel Fernández-Real, del CIBEROBN e IdIBGi y firmante del trabajo.
“Lo que vimos es que los individuos obesos metabólicamente sanos tenían un perfil de hongos muy parecido a los sujetos delgados, mientras que los obesos con riesgo cardiovascular incrementado albergaban un perfil de hongos completamente distinto”, resume Fernández-Real.
La manipulación de la microbiota intestinal pueda ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares
En concreto, los científicos vieron que la especie Mucor racemosus’ puede ser un biomarcador relevante de riesgo cardiovascular, lo que según Fernández-Real refuerza la posibilidad de que la manipulación de la micobiota intestinal puede ser útil en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Y es que, por ejemplo, hay componentes de este género ‘Mucor’ que producen sustancias como el ácido gamma-linolénico, un ácido graso poliinsaturado con propiedades antiaterogénicas que evita que se obstruyan las arterias.
El objetivo, como indican los autores, sería manipular esa micobiota bien con fármacos, bien con hongos que produjeran, en este caso, esta sustancia, “lo cual abogaría por un papel potencialmente beneficioso del uso de este hongo como probiótico en la prevención de riesgos cardiovasculares”. Además, los investigadores constataron que cuando los sujetos pierden peso, este tipo específico de hongo –‘Mucor racemosus’- aumenta en abundancia, lo que también abre la puerta al tratamiento de la obesidad mediante la manipulación de este microorganismo.
Los autores concluyen que este trabajo pone de manifiesto y refuerza la posibilidad de que la manipulación de la microbiota intestinal pueda ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares.
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