Vacunas, beneficios para el paciente y para el SNS

..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.

Los sistemas sanitarios se dirigen hoy hacia la prevención. Los gobiernos de los principales países occidentales buscan el modo de implementar aquella fórmula que por manida no ha perdido vigencia todavía. Es mejor prevenir que curar. Existen dos vías que conducen a este objetivo: la promoción de hábitos de vida saludable y la vacunación. Esta última adquiere hoy protagonismo en un contexto marcado por las enfermedades infecciosas y las resistencias antimicrobianas, uno de los grandes problemas de salud que ha identificado la Unión Europea.

Las autoridades europeas son conscientes de que las resistencias producen todos los años 25.000 muertes al año, de las que 2.800 ocurren en España. Por supuesto no son las vacunas el único elemento para luchar contra este mal, pero podrían resultar muy útiles. A pesar del número de fallecimientos en los últimos años hemos observado un descenso de los presupuestos dedicados a salud pública y a vacunas. Así queda reflejado en el informe ‘Las vacunas en España. Situación actual y perspectivas de futuro’, que ha elaborado la consultora Deloitte. Ambas partidas no han sido ajenas a la crisis económica que ha vivido España en los últimos años. Es cierto que el estudio Deloitte solo recoge datos hasta 2015. Habría que ver la evolución presupuestaria de estos tres últimos años, en los que la mayoría de las consejerías de sanidad de las comunidades autónomas han incrementado sus fondos.

A pesar del número de fallecimientos en los últimos años hemos observado un descenso de los presupuestos dedicados a salud pública y a vacunas.

España, por ejemplo, destina el 1% de su gasto sanitario a salud pública. La cifra nos deja en evidencia con Italia, que destina cinco veces, o Reino Unido y Francia, que dedican tres y dos veces más, respectivamente. A pesar de la baja cifra invertida en España se generan ahorros. Se estima que por cada euro invertido en vacunas revierte al sistema sanitario 22 euros entre costes directos e indirectos.

Estos beneficios que aportan las vacunas tanto para la salud de los pacientes como del sistema sanitario hacen necesaria la introducción del calendario vacunal para todas las etapas de la vida. Hay que implicar al adulto para alcanzar las mismas coberturas que con el niño.

Son mensajes que debemos reforzar ahora que entramos en la Semana Mundial de la Inmunización y evitar otros que surgen especialmente durante la campaña de la gripe. El predominio del viris B Yamagata no significa que la vacuna trivalente no sea eficaz. Es cierto que la cuatrivalente hubiera resultado más efectiva, pero tampoco podemos tachar de ineficaz a la trivalente. Otro de los mensajes que ha empezado a calar es que los médicos no confían en las vacunas. De ahí la baja tasa de profesionales vacunados contra la gripe. Que una mayoría no se vacune contra la gripe no quiere decir en ningún caso que no se vacunen contra otras enfermedades como pueden ser las hepatitis A y B, por ejemplo. Si terminan de calar estos mensajes, difícilmente se alcanzarán metas como la implantación del calendario para todas las etapas de la vida.

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