El secretario de Farmaindustria Humberto Arnés parece recurrir al criterio de “a grandes males con sus recientes declaraciones realizadas a un grupo de representantes de la prensa profesional especializada, al analizar la dramática situación que están atravesando en la actualidad casi todas las empresas del sector, que se encuentran al borde de la suspensión de pagos, por culpa de la deuda que, desde hace dos años, mantienen con ella la mayoría de los hospitales públicos, cifrada entre 12.000 y 15.000 millones de euros. Solo en fármacos de uso hospitalario la deuda de las autonomías se eleva a 6.500 millones. Una realidad que puede desembocar en el desabastecimiento tanto de medicamentos como de material sanitario. Pidió, además, la redefinición de la cartera actual de bienes y servicios que hoy presta la sanidad pública, para evitar la quiebra del SNS y mantener el acceso a los tratamientos más innovadores
Humberto Arnés es partidario de la idea de que los pacientes abonen directamente el importe de los específicos baratos (como pueden ser los anticatarrales) para que la Administración tenga más margen para atender el pago de los tratamientos más costosos y largos, como los relacionados con el cáncer. Hay que evitar a toda costa el riesgo de despido que corren los 5.000 trabajadores que prestan sus servicios en esta industria.
