Un puerto muy exigente. Dr. Fernando Mugarza

Reconocimiento-QH- mejora-continua

..Fernando Mugarza, director de Desarrollo Corporativo y Comunicación de la Fundación IDIS. Profesor de ética de la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE. Expresidente y Miembro de Honor de Forética.
Sin duda que el Stelvio es uno de los colosos míticos y más imponentes del Giro de Italia, probablemente uno de los más duros y exigentes de todas las rondas ciclistas. El puerto encuentra su techo en los 2.757 metros de altitud con unas rampas máximas del 14%, su vertiente de Bormio es una sucesión de empinadas curvas constantes capaz de acabar con el ánimo de cualquiera que no haya hecho una previsión y una preparación adecuadas.

Aunque queda lejos la comparación me viene que ni anillo al dedo para describir el titánico esfuerzo que como país vamos a tener que realizar para encarar la terrible “cuesta” que todos hemos de transitar tras este parón o hibernación de nuestra ya maltrecha economía.

Andamos todavía en plena crisis sanitaria, tratando de “doblegar la curva” de contagios y fallecidos, que por cierto aprovecho para recalcar que no son fríos números y estadísticas, sino que son personas con nombres, apellidos y familias, y no sabemos a ciencia cierta cuándo se va a retomar la actividad a todos los niveles una vez que depende de múltiples variables no exentas de incertidumbre, incógnitas y grandes dudas.

En términos económicos todos los pronósticos son a cual más duro y pesimista, por lo que, tras una época de relativa bonanza tras la crisis financiera global de 2008 provocada por el colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en el año 2006, que generó a finales de 2007 la llamada crisis de las hipotecas “subprime”, nos enfrentamos a unas rampas máximas, como las del Stelvio, en las que no pocos a pesar de su empeño, tenacidad, tesón, capacidad de trabajo y fuerza de voluntad van a poder verse superados por la inercia y el flujo de los acontecimientos.

Llegados a este punto recuerdo un dicho popular simple que puede encajar en esta breve reflexión: si ganas 6 pero gastas 7 estás abocado al endeudamiento y si ya endeudado hasta el límite ganas 3 porque tus ingresos han caído pero la situación exige que gastes 10 la complejidad alcanza límites faraónicos y la sombra de la quiebra asoma por el dintel de tu puerta.

En estos días, semanas y meses salvo las informaciones de tinte económico poco se habla de este tema y poco se transmite y se comunica con claridad a la población acerca del difícil y duro periodo que nos aguarda, un nuevo instante histórico que se encuentra ya a la vuelta de la esquina.

La imposibilidad de afrontar los gastos en muchos hogares puede generar mayores bolsas de pobreza económica y laboral, una disminución consiguiente del consumo, un descenso de la actividad, un incremento del desempleo, de la vulnerabilidad y exclusión social y por lo tanto puede emerger una sociedad más frágil y desigual donde la caída de los ingresos en las arcas del estado y el menor flujo de dinero disponible para gasto e inversión pública pueden actuar como un boomerang sobre el conjunto de nuestra sociedad.

Si no se aprueban medidas urgentes, mancomunadas, solidarias y de calado por parte de la UE, podemos volver a escuchar con más fuerza si cabe los susurros del incremento de la prima de riesgo, de los bonos basura, de los fondos de rescate, de los hombres de negro, de las diferencias entre los países del norte y del sur de Europa, de la crisis de la Unión, de la desafección y el escepticismo hacia el proyecto europeo, en fin, una serie de conceptos que nos traen a la mente espacios de tiempo no tan lejanos de nuestra muy reciente historia. Y por si esto fuera poco algunos hablan ya de una previsible segunda oleada de la COVID-19, un hecho que impactaría en un país más que debilitado y con una escasa capacidad de reacción.

Ante este panorama y ya centrándonos en el sector sanitario, el final de esta crisis, de esta pesadilla provocada por una mala gestión y falta de previsión del gobierno, hace imprescindible una apuesta decidida por la búsqueda de las mayores sinergias y estrategias conjuntas entre todos los agentes del sector, públicos y privados, sin límites, sin barreras, sin apriorismos y sin complejos.

Una sociedad pujante precisa que valores y atributos como una sanidad suficiente, competitiva, segura, de calidad, eficiente y efectiva y con los mejores resultados esté garantizada y para ello términos como inversión, dotación, acceso, equidad, cohesión y financiación de máximos son imprescindibles. La suma de todos de nuevo es clave en este complicado proceso. Todos sumamos, todos somos necesarios y todos formamos parte de la solución que nos proyecte con confianza y determinación hacia el futuro.

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