¿La efectividad de los fármacos, es igual en todos los pacientes?

Si se quiere pensar en una Medicina más eficiente hay que evaluar de forma más crítica los resultados que en este ámbito se están realizando actualmente, afirma el Dr. Díaz Rubio, Jefe de Servicio el Hospital Clínico de San Carlos. Los fármacos deben ser activos en el paciente en que se aplican, no de manera genérica frente a una enfermedad. De ahí que no todos respondan de la misma forma a la ingesta del específico que se le receta. Cada cual tiene una reacción que depende  de su código genético. La medicina será más eficiente, continua diciendo el Dr. Rubio, cuando se evalúen de forma más efectiva y clínica los estudios rondomizados, considerando la calidad de los mismos, la magnitud de los resultados, el beneficio clínico  encontrado, la solvencia y los  efectos secundarios registrados, así como el coste que se deriva del tratamiento.

El Dr. José Luis Sancho, Gerente del Hospital Universitario Vall d´Hebrón de Barcelona sostiene que los nuevos paradigmas y derivados de la Medicina individualizada necesitan disponer de unas estructuras organizativas menos estancadas en servicios y, entre otras cuestiones, disponer de unos servicios de investigación y asistencia capaces de  acometer una reordenación territorial que potencie la expansión tecnológica y favorezcan a la vez el que se pueda compartir al personal técnico. Para optimizar los sistemas actuales es necesario mejorar la formación de los profesionales.

A la hora de evaluar la eficacia del diseño de un  tratamiento en un determinado paciente hay que tener  muy en cuenta que los fármacos pueden producir tres tipos de efectos; primarios, colaterales y secundarios.

El efecto primario se produce en los receptores según sea el “objetivo parcial” que se ha buscado al diseñarlo. En un  efecto colateral el fármaco produce sobre el receptor un efecto diferente al deseado como diana biológica, que puede tener o no una trascendencia clínica, que no siempre aumenta al incrementar las dosis recetadas en principio. El efecto secundario es el que se produce como consecuencia del efecto primario o, incluso,  por culpa de cualquier otro efecto colateral. Si, para una mejor comprensión se comparan los fármacos con las llaves y a los receptores o “dianas biológicas” con las cerraduras, el efecto primario principal es  la apertura o cierre de la puerta que se desea abrir o cerrar y el efecto colateral  es que la misma llave puede abrir al mismo tiempo otras cerraduras y, por tanto, otras puertas. Di ahí la consideración final. Ambos efectos pueden ser beneficiosos, perjudiciales o intercambiables, según sean las consecuencias o resultados que produzcan  en la salud de un paciente. La conclusión última es también sencilla: los efectos colaterales se pueden soslayar mediante investigación. 

Biomarcadores de imagen
Definen las características objetivas extraidas de las imágenes médicas relacionadas con procesos biológicos normales o respuestas terapeúticas. Para desarrollar un biomarcador de imagen es necesario realizar una serie de pasos destinados a validar su relación con la realidad estudiada y controlar su validez, clínica o técnica. Son útiles tanto en el prediagnóstico, el diagnóstico y  el pretatamiento, el tratamiento y el postratamiento. Son pues necesarios para obtener una clínica precisa.

La principal contribución de los marcadores de imagen es que proporcionan un elemento de conocimiento  funcional sobre lo que está ocurriendo en un lugar concreto del organismo

La medicina individualizada mediante el uso de biomarcadores permite, además,  clasificar a los pacientes en función de su genética y de sus propias patologías ayudando al médico a prescribir un tratamiento concreto.

No cabe duda  que las herramientas utilizadas para mejorar la asistencia al paciente están evolucionando y uno de los puntos principales  hacia los que se tiende es a la individualización de los tratamientos.

Opinión

Multimedia

Economía

Accede a iSanidad

Síguenos en