Isabel González
Según una leyenda popular, al ser picado por una abeja o avispa se debe poner barro en la zona afectada. Pues bien, según el dermatólogo Manuel Fernández Lorente esto es falso y lo único realmente efectivo es la ingesta de antihistamínico oral.
Intentando imaginar la razón de dicha leyenda, se sabe que el frío alivia el hinchazón por lo que esta podría ser una de las razones por las que se considere tan beneficioso este remedio contra las picaduras. Otra puede ser el fácil acceso que se tiene en el campo a este elemento.
Las picaduras de avispas y abejas provocan 800.000 reacciones alérgicas al año en España de las cuales entre el 10 y el 15 acaban en fallecimiento por shock anafiláctico. Suele ocurrir más en épocas como el verano o la primavera cuando hay más cantidad de polen en el ambiente. Es importante tener en cuenta medidas al viajar a zonas donde son comunes estos animales y sobre todo con niños en pies y manos o personas de avanzada edad.
Las personas con predisposición a alergias deben llevar consigo un botiquín de emergencia y su entorno debe saber utilizarlo en caso necesario. Igualmente se debe llevar un distintivo de identificación médica.
La picadura suele tener solo una reacción local con hinchazón dolorosa de tamaño diferente que se mantiene unas horas. Al darse la picadura, se liberan feromonas junto con el veneno que pueden provocar que atraigan a más abejas o avispas con lo que se pueden provocar picaduras en cadena cursando con vómitos, diarreas o dolores de cabeza.
Lo más importante es estar atento a la posible clínica de una alergia a este veneno ya que puede provocar un shock anafiláctico o anafilaxia:
- Dificultad para respirar, respiración entrecortada o sibilante.
- Erupción generalizada; picor general.
- Hinchazón de la cara y/o de la lengua.
- Sensación de opresión en el pecho y/o la garganta.
- Sensación de debilidad.
- Arritmias.
- Coloración azulada de la piel y/o mucosas.
- Náuseas, dolores abdominales, vómitos.
El cuerpo reacciona ante esta alergia liberando histaminas almacenadas en mastocitos alojados en todos los tejidos de nuestro cuerpo. Estas histaminas son las que provocan los síntomas como sarpullido, picor o congestión nasal.
La alergia puede ser heredada o por factores externos como la edad de la persona o la época del año.
Se pueden diferenciar estos dos insectos debido a que la abeja deja el aguijón en la piel y la avispa lo conserva y puede volver a picar. Si el aguijón se encuentra en la piel, hay que tratar de sacarlo hacia afuera con una tarjeta o similar intentando no presionar con pinzas ya que se puede apretar el saco que contiene el veneno e introducir más al individuo. Otra medida será esterilizar bien la zona con agua y jabón, aplicar hielo durante 10 minutos envuelto en alguna tela varias veces y la toma de antihistamínicos en caso necesario prescrito por un médico o uso de cremas contra el picor.
El siguiente paso es observar si la picadura no aumenta o infecta o crea demasiado dolor durante los siguientes días.
Lo que es importante es evitar caer en la leyenda popular y saber que el barro puede aliviar el dolor ya que disminuye el hinchazón por el frío pero en ningún caso es un tratamiento válido como único método y menos aún ante un choche anafiláctico. Otro dato a tener en cuenta es que las avispas o abejas solo atacan como defensa propia o de su nido y en los días más calurosos.