Siguiente estación: ¿fin de la colegiación obligatoria?

Lola Granada
La situación económica de España está llevando a recortar todo tipo de gastos superfluos e innecesarios, se sube el IVA, se aumenta el IRPF… todos los ciudadanos están pagando la desastrosa gestión de los últimos años y la ruptura de la burbuja inmobiliaria. Mientras el Gobierno mantiene una colegiación obligatoria que ronda el pago de alrededor de 90 millones de euros anuales con unos servicios mínimos y no necesarios.

La poca representatividad que tienen los colegios de médicos se ve traducida en ridículas cifras de participación en las elecciones, que no siempre se celebran: Guipúzcoa sin elecciones, Avila sin elecciones, Madrid 13%, Tarragona 20%, Murcia 2%, Alicante sin elecciones, Cantabria sin elecciones… Es la muestra de la ridícula participación de los colegiados en la vida colegial.

El Colegio de Médicos es una Corporación de Derecho Público que tiene dos finalidades fundamentales, por un lado ofrecer al colegiado un código deontológico con el que regirse y por otro ofrecer a los pacientes la seguridad de que quien les atiende está perfectamente capacitado según la ley. Pero en la mayoría de los casos las atribuciones van mucho más allá y se presentan todo tipo de actividades paralelas que se convierten en mucho más importantes, desde comisiones de estudio para temas fundamentales hasta formación u ofertas para los médicos. Todo ello en un marco de obligatoriedad, nadie puede dejar de estar colegiado y dejar de pagar su cuota de colegiación, por eso no se les tiene en cuenta.

En muchas ocasiones los presidentes dan su opinión particular de temas candentes y “osan” decir que es la opinión de todos los médicos. Se olvidan que no han consultado con nadie si coinciden las opiniones privadas con las de la mayoría.

Lo que está sucediendo ahora es que una vez que han llegado las necesidades graves a los médicos la mayoría de los colegios no han ofrecido ninguna alternativa. Nos encontramos con declaraciones en contra de los recortes, quejas por falta de consenso a la hora de determinar las medidas, huelgas… pero nadie pregunta a los médicos y nadie hace una función aglutinadora, excepto la OMC que para algunas ocasiones hace comisiones de estudio.

Los médicos se han tenido que buscar alternativas a la dejación de funciones que esperan del Colegio porque nadie les defiende y nadie les orienta. Nos encontramos con situaciones tan singulares como que se están aceptando objetores de conciencia sin haber hecho un estudio legal de las implicaciones, ¿quién pagará luego los platos rotos? Las sociedades científicas, las asociaciones, las aseguradoras, las fundaciones o los asesores personales están haciendo las tareas destinadas a los colegios, quizá les tengan que pagar los colegios una parte de lo que recaudan porque ellos omiten y los médicos lo reclaman.

Si la colegiación tiene un valor es el momento de sacarlo porque las oportunidades se están agotando.

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