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El Programa PIMA ha servido para dar un paso adelante en la individualización del tratamiento de los pacientes con apnea del sueño. No todos las personas que padecen esta enfermedad presentan las mismas necesidades. “Hemos conseguido corroborar la filosofía inicial de PIMA de que no todos los pacientes necesitan visitas presenciales”, explica la Dra. Gemma Rubinos, neumóloga de la unidad del Sueño del Hospital Central de Asturias y coinvestigadora principal de PIMA, en una entrevista con iSanidad. Esta ventaja gana peso en un contexto de pandemia como el actual.
¿Cómo está impactando el programa PIMA en el abordaje del paciente con apnea del sueño con respecto al tratamiento estándar?
Tradicionalmente estábamos viendo a los pacientes de forma presencial y teníamos unos tiempos más o menos fijos. No hacíamos muchas distinciones entre ellos. En el programa PIMA se perfila a los pacientes inicialmente con la filosofía de que no todos requieren el mismo seguimiento, dependiendo de la distinta casuística.
Inicialmente, hubo unos momentos en los que se tuvo que encajar el seguimiento PIMA con la metodología que teníamos previamente. Ahora estamos viendo que, efectivamente, hay pacientes que están muy bien y no tenemos por qué citarles en nuestra consulta. En cambio, otros, cuando les surge algún problema, les citamos y además con prontitud.
En el programa PIMA se perfila a los pacientes inicialmente con la filosofía de que no todos requieren el mismo seguimiento
Nuestro problema fundamental antes de PIMA es que nuestras agendas estaban completas. Es una patología con mucha demanda asistencial y nos estaba resultando difícil resolver problemas precozmente. Detectábamos problemas, pero hasta que podíamos citar a los pacientes, a veces pasaba mucho tiempo. Nosotros sabemos que en la adaptación de los pacientes con CPAP, son fundamentales las primeras semanas. Si surge algún problema hay que resolverlo para que se vuelvan buenos adherentes. Y en nuestro unidad teníamos ese problema, teníamos unas agendas tan completas y cierta rigidez en la forma de revisar a los pacientes, que nos resultaba difícil actuar ante algún problema inesperado. Y en eso, PIMA está resolviendo este problema.
¿Cuál es la experiencia que están teniendo en Asturias con la puesta en marcha del programa?
En Asturias, empezamos hace prácticamente un año, en octubre de 2019. Llevamos aproximadamente más de 460 pacientes, que es una cifra importante. La experiencia ahora mismo en estos pacientes es muy buena. Tenemos un grupo fundamentalmente de varones en el 70% de los casos. En eso nos diferenciamos del estudio que se hizo en Madrid, donde el porcentaje de hombres y mujeres estaba más igualado.
Teníamos un histórico de una adherencia de aproximadamente 4,08 horas/noche, y con PIMA estamos por encima de 6 horas/noche de adherencia al tratamiento
Hemos detectado que el perfil de nuestros pacientes es similar al de Madrid. Un perfil A, es decir, pacientes en edades medias de la vida con un nivel de estudios también medio, con accesibilidad y dispuestos a desplazarse al Punto Inspira de VitalAire. En nuestra muestra, el 1% de los pacientes nos dijo que sí prefería la visita en el domicilio, pero sólo el 1%, que nos pareció un tanto por ciento bajo.
La mayoría de nuestros pacientes utiliza tecnología, es decir, maneja el correo electrónico y aplicaciones en el móvil; pero también el 21% no utiliza nada de tecnología, que es un dato que hay que tener en cuenta. En principio, con este perfil de paciente se ha iniciado el seguimiento. El objetivo final de PIMA es conseguir mejorar la adherencia al tratamiento y se ha conseguido. Ha mejorado la adherencia al tratamiento. Nosotros teníamos un histórico de una adherencia de aproximadamente 4,08 horas/noche, y con PIMA estamos por encima de 6 horas/noche de adherencia al tratamiento.
Ahora mismo en el hospital se están iniciando consultas a distancia o telefónicas, o también con videollamada. Se están empezando a instaurar ya, cosa que antes no existía. Y PIMA ya se adelantó un poco a eso
¿Qué otro aspecto destacaría sobre el perfil del paciente?
Tal vez en Madrid los pacientes sean un poco más jóvenes. Su edad media era de menores de 50 años y el sexo también estaba más igualado. Nosotros tenemos una población más envejecida. En nuestra muestra los pacientes fundamentalmente son varones, muchos de ellos con un perfil determinado (conductores profesionales).
Hay un perfil de pacientes que utiliza CPAP y son pacientes en edad laboralmente activa. A este tipo de pacientes les supone un esfuerzo venir al hospital y prefieren el seguimiento a distancia
En estos pacientes se inicia un seguimiento especial. Se les telemonitoriza. Es decir, se les facilita un equipo que emite datos para que, diariamente, nosotros sepamos de estos pacientes. Y eso también es un poco distinto a la muestra de Madrid. La muestra de Madrid era más pequeña, era un estudio piloto. Nosotros ahora estamos en lo que llamamos población real en una unidad de sueño real y no sólo un estudio piloto. Eso puede hacer que haya ciertas diferencias.
Hemos conseguido corroborar la filosofía inicial de PIMA de que no todos los pacientes necesitan visitas presenciales
Por el hecho que comentabas de que se puede atender a los pacientes de forma remota, ¿cómo se han beneficiado en una situación de pandemia como la actual?
PIMA se inició mucho antes de la pandemia. Hemos conseguido también corroborar la filosofía inicial de PIMA de que no todos los pacientes necesitan visitas presenciales. Cuando llegó la pandemia, tuvimos que cambiar nuestra forma de aproximarnos a los pacientes. Con PIMA hemos conseguido mantener el contacto con ellos sin la necesidad de que se movieran y para nosotros ha sido una forma de ver que se puede contactar con el paciente de otra manera.
Ahora mismo en el hospital se están iniciando consultas a distancia o telefónicas, o también con videollamada. Y PIMA ya se adelantó a eso
Se puede hacer medicina de otra manera ayudados de la tecnología. Y ahora mismo en el hospital se están iniciando consultas a distancia o telefónicas, o también con videollamada. Se están empezando a instaurar ya, cosa que antes no existía. Y PIMA ya se adelantó un poco a eso. Empezamos en octubre y hay pacientes que iniciaron por esas mismas fechas su tratamiento con CPAP y no han tenido que venir prácticamente al hospital porque han sido buenos adherentes desde el principio y esos pacientes sólo con determinadas llamadas o entrevistas, es suficiente para mantenerles con buena adherencia al tratamiento y controlados los síntomas y la enfermedad.
En PIMA se perfila a los pacientes inicialmente con la filosofía de que no todos requieren el mismo seguimiento
¿Qué percepción tienen los pacientes sobre la metodología al programa?
Hay un perfil de pacientes que utiliza CPAP y son pacientes en edad laboralmente activa. A este tipo de pacientes les supone un esfuerzo venir al hospital y prefieren el seguimiento a distancia. Luego tenemos un grupo de pacientes, los que son conductores profesionales, conscientes del uso del equipo de telemonitorización, con la ventaja que nosotros estamos obteniendo datos en tiempo real y vamos a poder actuar en cuanto detectemos que tienen algún problema.
Esto implica también que seamos más precoces en la resolución de problemas, y a los pacientes eso les gusta, y mucho, porque nosotros previamente tardábamos a veces mucho en citar a los pacientes para resolverles su problema. Ahora en cuanto detectamos los problemas podemos ayudar, o a través de VitalAire, si es necesario, o a través de una cita en el hospital.