Luis de Haro. Director general de iSanidad.
Salvador Illa es filósofo, aunque su carrera, en realidad, es política. Llegó al Ministerio de Sanidad sin conocer nada del sector, y dejará de ser ministro en breve. Todo apunta a que será sustituido por otra persona que tiene un perfil parecido, es decir, alejado del sistema sanitario. Sin formación, sin conocimientos, sin historia pero con conocimientos e intereses políticos.
No es una crítica al partido socialista, es una crítica al sistema. Ni Dolors Montserrat ni Alfonso Alonso sabían nada del sistema sanitario. Tampoco tenían conocimientos Trinidad Jiménez o Leire Pajín. Si lo que se sitúa al frente del Ministerio es un perfil político lo que se esperan son resultados políticos.
Si el Ministerio lo dirige una persona sin conocer la sanidad, solo con perfil político, lo que se esperan son resultados políticos
Tener experiencia y conocer cómo funciona la sanidad es de suponer que ayudaría a ser más eficaz. Un ministro (o ministra) con conocimientos previos podrá entender más rápidamente el valor de los médicos, de las oficinas de farmacia o de la investigación. Si para dirigir un hospital o un centro de salud es necesario tener unos conocimientos sobre gestión sanitaria, ¿por qué para dirigir el Ministerio de Sanidad no hace falta conocer nada del sistema?
Mientras coloquemos al frente del Ministerio a un político la posible mejora será política. No es algo nuevo, ya lo decía Albert Einsten: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Pues esto es lo que nos está pasando.
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”
A partir de ahora se abre una nueva etapa. Todos los actores tendrán que volver a negociar con quien esté al frente de la cartera. En 10 años hemos tenido 10 ministros de sanidad. Es la prueba más evidente de que no hay proyecto para el sistema sanitario más allá de los intereses políticos.