..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
En demasiadas ocasiones el interés nacional queda supeditado a las decisiones de los partidos. Lo hemos visto esta semana con Salvador Illa que se marcha a Cataluña en pleno “principio del fin”. No había momento más inoportuno. En el inicio de la tercera ola, con una variante británica que podría multiplicar la velocidad de los contagios, y al comienzo del plan de vacunación, el ministro de Sanidad decide hacer las maletas para ser candidato del PSC en las elecciones catalanas del 14 de febrero.
No es el momento, es evidente. Tampoco las formas. Durante la mañana del 30 de diciembre, cuando los españoles están más pendientes del año nuevo, el PSC filtró que Illa será su candidato. Ni siquiera lo anunció el Gobierno o el propio ministro. En este momento, tenemos un ministro interino en un momento crucial que no dejará su cartera hasta que comiencen la campaña electoral.
Salvador Illa se marcha a Cataluña en pleno “principio del fin”. No había momento más inoportuno
Illa aterrizó en el Ministerio de Sanidad como un paracaidista sin ninguna experiencia en sanidad y cuando empezábamos a oír a hablar del SARS-CoV-2. Llegó avalado por un talante dialogante y negociador. No lo hemos visto. El famoso comité de expertos, cuya composición se ha conocido esta semana gracias a la Comisión de Transparencia, estaba formado prácticamente en su totalidad por técnicos del Ministerio. No había miembros de las sociedades científicas, otros técnicos de comunidades autónomas o científicos reputados. Se puede argumentar que nunca antes un ministro de Sanidad había convocado tantas veces el Interterritorial ni había asistido con la misma frecuencia a la Comisión de Sanidad, pero dialogar sin escuchar no es diálogo. Y es lo que ha ocurrido. Todo se ha decidido dentro de la sede del Paseo del Prado sin prestar atención a los expertos.
Por las informaciones que se han ido conociendo parece que Pedro Sánchez, Miquel Iceta e Illa tenían decidido su marcha a Cataluña. Es respetable pero en ese momento y dada la gravedad de la situación se debería haber nombrado otro ministro ya. Hubiera sido un buen momento para contar con algún profesional sanitario que pueda adaptarse más rápidamente a este sector tan complejo y a un contexto tan complicado. Parece que la decisión de Pedro Sánchez es Carolina Darias. Aún está por confirmar. Si es una buena gestora, mantiene un tono dialogante y escucha a los expertos más allá de las puertas de su Ministerio, Darias o quien venga hará un buen papel. Pero sin experiencia en sanidad le costará entender y explicar determinadas decisiones. Y ahora mismo no tenemos tiempo.
