Luis de Haro. Director general de iSanidad.
Desde distintas comunidades autónomas se está empezando a pedir un cierre perimetral. Es decir, no se quiere que la gente entre y salga y que no se mezcle con la de otras comunidades. Los problemas se quedan dentro y desde dentro se intentan solucionar. El cierre perimetral es una de las propuestas para combatir el temido coronavirus.
Haber tenido 10 ministros en 10 años es una prueba de que el sistema no funciona y necesita una reforma. Puede ser que el Ministerio no tenga pedigrí, que no tenga atribuciones o cualquier otra cosa. Sea lo que sea, no se puede seguir así, es un lastre para el sistema sanitario (y no, no es culpa de Salvador Illa). Es verdad que en los últimos meses los problemas se han multiplicado por las malas decisiones. La crisis del Covid solo ha terminado de mostrar las vergüenzas de un Ministerio que ya estaba “haciendo aguas” hace tiempo.
Vendría bien un cierre perimetral para un Ministerio que necesita repensar su futuro y su presente
Los errores a la hora de dimensionar la pandemia han sido continuos. Todo empezó con la negación de la llegada del coronavirus. La tardanza en tomar decisiones, la elección telemática de las plazas MIR fueron primeras muestras. Fueron problemas mal afrontados que dejaron heridas abiertas. La falta de material de protección, la compra de material defectuoso o un interminable concurso han dinamitado la poca confianza de los profesionales. La aprobación de un real decreto para contratar personal sin formación adecuada tampoco ha ayudado a mejorar la percepción de las actividades ministeriales.
Por otro lado, las ruedas de prensa con mensajes contradictorios o la falta de diálogo son motivos para “repensar” el cauce del Ministerio (insisto, no de las personas). La falta de un comité de expertos real, con conocimiento y experiencia, ha sido otro de los problemas del Ministerio. Ahora los problemas por la falta de la vacunación están multiplicando el problema.
Al Ministerio de Sanidad le vendría bien un cierre perimetral, sin contacto exterior. Se trataría de unas semanas para repensar su futuro y su labor, quién tiene que dirigirlo y su cualificación. También se debe estudiar quien deben acompañar al Ministro, y el camino que tenemos por delante, con una apremiante tercera ola en efervescencia.