Sanitarias que ganan un 24% menos que sus compañeros y otras desigualdades en medicina e investigación

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..Gema Maldonado.
Los hombres que se dedican al sector de la salud en España ganan de media un 24% más que las sanitarias, un patrón, el de la brecha salarial en la sanidad, que se repite en otros 29 países europeos analizados en un estudio encargado por la compañía Lenstore. Destacan las diferencias de salario entre hombres y mujeres en países de nuestro entorno, como Reino Unido y Portugal, donde ellos ganan un 32% más; Alemania, con una diferencia de casi un 25%, Italia con un 23% y Francia, donde los sanitarios ganan un 21% más que sus compañeras. Luxemburgo y Bélgica son los que menos brecha de género presentan en el salario, con un 4%. 

En 30 países europeos las sanitarias ganan menos que los hombres en el sector de la salud

Ese mismos estudio indica que el 77% de las personas que trabajan en sanidad en España son mujeres y el 55% de los licenciados en medicina que ejercen como médicos también son mujeres. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2019, el 68% de todos los colegiados en el sector salud son mujeres: 598.990 de 877.361. De hecho, ellas son más numerosas en 14 de 16 profesiones sanitarias. El 84,2% de las enfermeras y algo más de la mitad de los médicos, el 51,6%, son mujeres.

¿Por qué ganan menos?
Así, las mujeres predominan de largo en el sector salud pero los salarios de sus compañeros hombres son un 25% más altos. ¿Cómo se puede explicar? Se pueden hallar varias razones. Por una parte, las profesiones como auxiliares de enfermería, técnicos y enfermeras, mayoritariamente de cuidados directos al paciente, están copados por mujeres y las retribuciones de estos trabajos son más bajas que las de médicos.

En España el 68% de los colegiados en profesiones sanitarias son mujeres. El 84,2% de las enfermeras y algo más de la mitad de los médicos, el 51,6%, son mujeres

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Por otra parte, las mujeres ocupan menos cargos de escalas superiores dentro de la medicina y la investigación. La Dra. en biología molecular Marisol Soengas, vicepresidenta de Aseica e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) señala que “hay menos mujeres que llegan a puestos de liderazgo y estos puestos, como las jefaturas de servicio, tienen complementos salariales”. En la especialidad de oncología, que la investigadora conoce más, “parte del salario viene de las guardias que se puedan hacer y probablemente hay menos mujeres que hagan guardias”. La conciliación familiar para el cuidado de hijos u otros familiares aún pesa más para ellas que para ellos.

Además, aunque en la sanidad pública los salarios están establecidos por escalas profesionales, esto no siempre se cumple en el sector privado, más abierto a la negociación de sueldos. “En los centros de investigación públicos hay escalas laborales y el salario base es similar, en los hospitales también, pero la empresa privada es diferente y tiene esa brecha en la contratación”. Así lo explica la Dra. Soengas. En su centro de investigación “hay cierta flexibilidad en el salario, ahí entra como uno negocie”, añade.

Marisol Soengas: “Hay menos mujeres que llegan a puestos de liderazgo y estos puestos, como las jefaturas de servicio, tienen complementos salariales”

Este último punto, el de la negociación, también tiene que ver con una sociedad sexista. Diferentes estudios han mostrado que hay menos aumentos de salario entre las mujeres. Unas investigaciones señalan que ellas no suelen negociar sus sueldos como sí lo hacen ellos. Otras, hablan de que cuando lo hacen, no logran resultados.

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Marisol Soengas. Foto: CNIO

Según explica la profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en un artículo de esta institución educativa, las mujeres tienen condicionantes educacionales y personales que las limitan. A las mujeres “se les dijo que la modestia es virtud y que no está bien sobresalir”. Otras razones hablan de que prefieren no pedir aumentos porque creen que van a tener que pedir “favores” a la empresa en determinados momentos de su vida para poder conciliar con su vida familiar.

La conciliación familiar para el cuidado de hijos u otros familiares aún pesa más para las sanitarias que para ellos

Desigualdades y puestos de liderazgo
Marisol Soengas lidera el Grupo de Melanoma del CNIO y trabaja activamente en el grupo de mujeres investigadoras de Aseica. Cree que no es sencillo revertir las desigualdades en el ámbito de la medicina y la ciencia. “Arrastramos décadas de desigualdad y, aunque empieza a haber grupos de mujeres y hay cambios, son muy lentos”. En el ámbito del cáncer solo dos de cada diez puestos de responsabilidad están liderados por mujeres, según Aseica. Y todavía, las investigadoras se enfrentan a situaciones de trato desigual.

Así ha quedado reflejado en las reciente jornadas Liderazgo femenino en Oncología, organizadas por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (Ciberonc) y Aseica-Mujer. Una de las mesas de debate contó con investigadoras en diferentes fases de su carrera, desde el inicio hasta tener una posición consolidada. Y todas tenían un factor en común.

La realidad es que hay muchas mujeres en ciencia, pero “se nos conoce menos y se nos da menos visibilidad”

“Todas teníamos casos recientes que contar de situaciones de desigualdad o discriminación. Las que empiezan se encuentran problemas de mentorización o falta de referentes; nos encontramos con problemas para conseguir convocatorias científicas y cuando las conseguimos son de menor cuantía, esto está estudiado, al igual que se evalúa de forma diferente el mismo currículum si es de un hombre o de una mujer”, explica la Dra. Soengas.

La realidad es que hay muchas mujeres en ciencia, pero “se nos conoce menos y se nos da menos visibilidad”, apunta. Hay muchos ejemplos. Ahora, en pandemia, es más fácil ver en medios de comunicación a médicos y científicos hombres hablando sobre diferentes aspectos del Covid-19, pese a que hay más mujeres ejerciendo la medicina. Pero jefes de servicio, presidentes de colegios profesionales y de sociedades científicas, que suelen ejercer de portavoces, son, en su mayoría, hombres.

Hay toda una labor de “concienciar de que hay un problema”, afirma Soengas, “y hay que involucrar a los hombres también”. Poco a poco hay asociaciones y entidades “que están incluyendo perspectiva de género. No es suficiente con quejarse, hay que asociarse y pasar a la acción porque actitudes que pueden cambiar”, concluye.

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