..María Vargas Tabuenca. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad.
“El 9 de junio de 2020 me diagnosticaron un cáncer gástrico con metástasis abdominal. Estadio IV. No me sorprendió; llevaba un año yendo de médico en médico porque no me encontraba bien“. Estas palabras pertenecen a un tweet publicado por la periodista y fotógrafa Olatz Vázquez, quien el pasado 3 de septiembre fallecía debido a su enfermedad. Edad: 27 años. Olatz, quien retrató su vivencia con el cáncer a través de las redes sociales, tantas veces evidenciada con fotografías realizadas por ella misma, es un estremecedor caso de los efectos colaterales de una pandemia que ha trastocado a todos los integrantes del sistema sanitario. Además de enfrentarse a este cóctel molotov “cáncer + pandemia”, Olatz tuvo otra dificultad añadida: su enfermedad no concordaba con el perfil clínico habitual. El cáncer gástrico se diagnostica principalmente en hombres a partir de los 65 años.
Además de enfrentarse a este cóctel molotov “cáncer + pandemia”, Olatz tuvo otra dificultad añadida: su enfermedad no concordaba con el perfil clínico habitual
Olatz comenzó a sentirse mal aproximadamente en 2019. Cansancio, dolores abdominales, pérdida de peso, febrícula. Los profesionales atribuían sus síntomas a una posible celiaquía, úlcera, gastritis. Le llegaron a recomendar ir al ginecólogo porque “estaba confundiendo dolores abdominales con dolores menstruales“. Incluso le diagnosticaron una posible enfermedad pélvica inflamatoria. Le derivaron a ginecología: “Olatz, no sé lo que tienes, pero una enfermedad pélvica inflamatoria no“, le dijo la ginecóloga.
Finalmente, en febrero 2020 le dan cita para una gastroscopia para el mes de abril. En marzo le llaman para indicar que se la retrasan hasta el 9 de junio ya que su caso no corría urgencia. Olatz solicita que reconsideren hacérsela antes. La respuesta: “Olatz, no te preocupes, hemos estudiado tu historial clínico y tú no tienes nada grave“. Sin embargo, ese 9 de junio llega el diagnóstico de cáncer gástrico con metástasis abdominal. Estadio IV.
De acuerdo a la Organización Europea del Cáncer, un millón de casos oncológicos no han sido diagnosticado debido a la pandemia
De acuerdo a la Organización Europea del Cáncer, un millón de casos oncológicos no han sido diagnosticado debido a la pandemia. ¿Cuántos padres, madres, hermanos, hijos, nietos, primos, amigos, representan esa cifra? Existe tanto dolor en las palabras y en las descripciones que realiza Olatz, que resulta muy difícil no implicarse con su vivencia, ser completamente objetiva. Porque ella sabía que algo no estaba funcionando. Olatz conocía su cuerpo. Y, además, era defensora de la sanidad pública.
La situación de pandemia vivida fue un tsunami que trastocó cualquier ámbito que considerábamos normal. Había que priorizar, imagino. Considero que es un craso error generalizar. No intentar mirar con una lupa más cercana los casos particulares. Quedarse solo con la “mayoría”. Porque esa “minoría” también forma parte de la realidad y hay que tenerla en cuenta. Por ello, como ejercicio de reflexión, y en una situación como la vivida, creo que no solo que hay que rodearse de asesores que estén pendiente de la cuestión en conflicto. Es necesario contar con profesionales que den la visión de esa minoría que ha quedado parada en el tiempo de forma ficticia.
Gregorio Marañón dijo que la innovación más importante de los últimos años era “la silla. La silla que nos permite sentarnos al lado del paciente, escucharlo y explorarlo”
Olatz también explicó en una entrevista al diario El Salto que había vivido un “paternalismo machista”. Aquí se evidencia la importancia de escuchar al paciente, de mirarle a los ojos, entender sus síntomas. Ya lo dijo Gregorio Marañón cuando le preguntaron cuál había sido la innovación más importante de los últimos años. “La silla. La silla que nos permite sentarnos al lado del paciente, escucharlo y explorarlo”.
Cuántos pacientes contemporáneos al Covid habrán fallecido sin ser Covid. Cuántas paralizaciones de diagnóstico injustas. Olatz nos ha evidenciado que la enfermedad no entiende de pandemias. Como seguro podrían enseñarnos tantos otros casos anónimos.