Alfonso González
El carcelero de Ortega Lara, Juan Uribetxeberría Bolinaga, tras una más que polémica excarcelación, disfruta de una libertad condicional basada en el informe forense que afirmaba que al estar enfermo de cáncer se encontraba en una situación de estado terminal. Según se indicaba en el informe elaborado por el servicio vasco de salud: ”la mitad de este tipo de pacientes no suele sobrepasar los nueve meses de vida”. Una postura con la que el Colegio de Médicos de Madrid no ha estado de acuerdo porque sostenía que Bolinaga podía perfectamente seguir su tratamiento en la cárcel.
Los hechos le han dado la razón al Colegio porque han pasado más de diez meses desde que se redactó este informe y Bolinaga, con un aspecto inmejorable, con algo más de peso, se pasea sonriente y alegre por las calles de Mondragón, tomando esos deliciosos txiquitos con sus amigos, disfrutando de una libertad que no tendría de no haber mediado el informe realizado por el Hospital de Donostia.
Esta anacrónica circunstancia ha movido a Angeles Pedraza, Presidenta de la AVT a expresar su malestar e indignación al Presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska y al Fiscal Jefe, Javier Zaragoza, para pedirle que revoque el auto de libertad condicional concedido al terrorista.
Con estos hechos ha intervenido el Fiscal de la Audiencia Nacional para pedir que se revise y actualice el informe que en su día realizó la sanidad vasca, gracias al cual se le concedió la libertad condicional.
Con sus idas y venidas “el caso Bolinaga” se ha convertido en piedra de toque y punto de discusión sobre la flexibilidad jurídica que puede aportar un informe médico a veces más político que científico.











