Antonio Burgueño Jerez, Director Enclave Salud y Proyecto Venturi.
Los datos de las esperas son muy relevantes, toda vez que son el reflejo de la capacidad de un sistema sanitario de dar respuesta a las demandas asistenciales de los pacientes. Acaba de publicar el Ministerio de Sanidad los datos de las listas de espera referentes a junio de 2022.
Los datos reflejan que en el conjunto de las listas de espera quirúrgica y de primera consulta de especialidades son más de 3,65 millones de pacientes en espera. Paralelamente se refleja un disminución de los tiempos medios de espera, tanto para atención quirúrgica como para primera consultas de especialidades (113 y 79 días respectivamente), lo que invita a pensar que aumentan los pacientes que se incorporan a ambas listas. Hecho corroborado por el porcentaje de personas que esperan más de seis meses para cirugía (17,6) y más de 60 días para consulta (49,3).
El conjunto de las listas de espera quirúrgica y de primera consulta de especialidades son más de 3,65 millones de pacientes
De seguir esta tendencia, y nada hace sospechar que no vaya a ser así, en menos de un año esa cifra podría llegar a los cuatro millones. Por otra parte, el hecho de que el volumen de personas en espera de primera consulta de especialidades tenga una tendencia a ganar peso frente a la quirúrgica (79,66 % a junio 2022), hace suponer mayores incrementos de personas en espera de una intervención quirúrgica.
En cualquier caso, la interpretación de los datos de la lista de espera tiene una doble lectura. Puede estar indicado un decremento de la capacidad de resolución, o un mayor afloramiento de la demanda oculta. Es decir, de pacientes que están “fuera del radar” por no haber iniciado su proceso asistencial.
La capacidad necesaria para dar respuesta a las demandas asistenciales de una población es el agregado de las necesidades de cada individuo
La capacidad necesaria para dar respuesta a las demandas asistenciales de una población es el agregado de las necesidades de cada individuo. Y esta intensidad de atención que necesita un paciente tiene su origen en su patología, pero sobre todo en la decisiones clínicas que determinan la cantidad de pasos que el paciente va a dar en su proceso asistencial. Por tanto la duración de su proceso. Y aquí hay mucho camino de mejora y optimización mediante una correcta gestión de la enfermedad desde una visión integrada.
El acumulado de todas ellas pueden dar situaciones de espera de atención que superen lo emocional y clínicamente aceptable. Y esta cuestión debe ser considerada en la interpretación y la valoración de los datos de estas esperas. No necesariamente se dan a la par la intolerancia clínica y la emocional. Situaciones clínicas que soportan la espera sin problemas en lo emocional pueden suponer cargas que lleven a otro tipo de complicaciones, e incluso a la aparición de otros problemas.
La espera es una cuestión de calidad asistencial y además inaceptables desde el punto de vista humanista
Por eso la espera no debe ser sólo una cuestión política. Tal vez sea lo menos importante de todo esto. Es una cuestión de calidad asistencial y además inaceptables desde el punto de vista humanista. Por otra parte, la administración pública sanitaria, teniendo un amplio margen de gestión de la situación para su mejora mediante la búsqueda de eficiencias y la suma de todos los actores sanitarios, no tiene la posibilidad de revertir una situación compleja como la actual a corto plazo.
La gestión de la sanidad de los españoles debe abordarse desde un uso eficiente de los recursos asistenciales disponibles, cualquiera sea su titularidad. Pues estamos todos de acuerdo que lo importante es que los ciudadanos reciban la asistencia que realmente necesitan (y sólo la que necesitan), en el momento oportuno y de la mejor manera posible. Ese es el compromiso que todos los que nos dedicamos a la sanidad debemos tener (la visión o la misión, si se prefiere).