Redacción
La economía del comportamiento empieza a incorporarse en el sector salud aportando herramientas como los nudges. Este concepto se traduce al castellano como “empujoncitos” o “impulsos” que tienen un papel en el cambio de comportamiento humano que puede aprovecharse para mejorar la salud, y también la eficacia de medidas de política farmacéutica. La Fundación Gaspar Casal, en colaboración con AstraZeneca, ha presentado el libro Nudges saludables. La economía del comportamiento y la política farmacéutica.
Los nudges son un instrumento eficaz para aumentar la adherencia a los tratamientos y la adecuación de la prescripción, y contribuir a disminuir la brecha entre eficacia y efectividad, utilizando la psicología cognitivo-conductual. Al diseñar un nudge, se consideran los mecanismos psicológicos y áreas de actuación que facilitan el cambio de comportamiento.
Según la OCDE, 196 países tienen oficinas o unidades gubernamentales de nudges para perfilar acciones concretas en el ámbito de las políticas públicas. Un nudge es un refuerzo positivo como “forma de influir” en el comportamiento y la toma de decisiones de grupos o individuos. “Los nudges sirven para protegernos de nuestros errores o internalidades negativas”, ha afirmado José María Abellán, autor principal de la obra.
Los nudges son un instrumento eficaz para aumentar la adherencia a los tratamientos y la adecuación de la prescripción, y contribuir a disminuir la brecha entre eficacia y efectividad
Juan del Llano, director general de la Fundación Gaspar Casal, ha aludido a la capacidad y utilidad de los nudges para modificar estilos de vida como el tabaquismo, el abuso de alcohol, la dieta inadecuada y la falta de ejercicio físico que son responsables del 37% de las muertes prematuras en España.
Por su parte, Cristina Rodríguez Escolar, responsable de acceso y relaciones internacionales para la Comunidad de Madrid en AstraZeneca, ha enfatizado el carácter disruptivo y “frontera” de este proyecto de investigación aplicada. “La Fundación Gaspar Casal es un aliado estratégico para mejorar el sistema de salud español”, ha asegurado.
Durante la presentación de la obra, se ha hablado de neurociencia, de paternalismo libertario, de los padres de la economía del comportamiento (Daniel Kahneman, Vernon Smith y Richard Thaler), de sesgos cognitivos (nuestra racionalidad es limitada) y de tipos de nudges (educativos y no educativos).
La Fundación Gaspar aboga por la necesidad de sumarse al resto de las 196 unidades de nudges que hay en el mundo, viendo idóneo que se ubique en el seno de la AIReF
El potencial del nudge es “inmenso”. Sirve para alinear decisiones saludables en el largo plazo, por ejemplo, comer sano, dejar de fumar, subir las escaleras, etc. Los nudges se pueden aplicar, como explica el libro, a la adherencia de tratamientos, la racionalización de la prescripción, la priorización de la innovación de alto valor o la reticencia a la vacunación, entre otros. “Los nudges aplicados a los asuntos antes mencionados consiguen un balance de coste-efectividad positivo”, ha destacado José María Abellán. Así, se trata de una herramienta e instrumento eficaz para empoderar al paciente, mejorar la adherencia y promover tratamientos de alto valor.
¿Hasta dónde “empujar”? ¿Dónde están los límites éticos, morales o jurídicos de estas medidas no coercitivas? Sunstein y Thaler (creadores de la teoría del nudging), en su última obra, “Nudges: the final edition”, concluyen sobre la necesidad de profundizar en la transparencia, consistencia con los valores de los receptores, dignidad humana y respeto al marco constitucional.
La Fundación Gaspar aboga por la necesidad de sumarse al resto de las 196 unidades de nudges que hay en el mundo. En concreo, ven idóneo que se ubique en el seno de la AIReF como agencia independiente, autónoma, colaborativa y multidisciplinar. Por último, el autor principal, ha afirmado que “hay nudges”, pero falta aplicarlos para mejorar nuestras políticas públicas.