G.M.
No es de las primeras especialidades MIR en agotar sus plazas, tampoco es de las que más puestos oferta, este año son 48 las vacantes para formarse durante los próximos cinco años en neurocirugía dentro del Sistema Nacional de Salud. En pocas semanas los médicos que el pasado sábado se examinaron, y hayan salido airosos de la prueba, tendrán que tomar la decisión que guiará el camino de su futuro profesional.
El Jefe del Servicio de Neurocirugía del Clínic de Barcelona señala que “no todo el mundo sirve para ser neurocirujano”, ya que es una especialidad “psicológicamente complicada”
La neurocirugía es una de las casi 50 especialidades médicas que se ofertan, pero ¿es apta para la mayoría de los médicos? “No todo el mundo sirve para ser neurocirujano”, afirma el Dr. Joaquim Enseñat, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Clínic de Barcelona. Y no se refiere a la capacidad técnica de cada médico, sino a la implicación psicológica que supone. En una entrevista publicada por el propio hospital barcelonés, el también investigador del Idibaps da las claves de esta especialidad “compleja y variada”, de lo que significa para quienes la ejercen y del futuro que se presenta para los nuevos MIR que pongan como primera opción este año una plaza de neurocirugía.
El Dr. Enseñat cuenta que quería ser jugador de baloncesto, pero que le “apasionaba la idea de ser neurocirujano”. Pese a no tener asignatura de neurocirugía en su facultad, cuando llegó el momento de elegir especialidad buscó un hospital “donde poder aprenderla”. La combinación entre su interés por el funcionamiento del cerebro y la cirugía fueron la clave de su decisión.
“Requiere una dedicación y estudio continuo. Hasta que no adquirimos muchos años de experiencia no llegamos a nuestro mayor nivel de perfección técnica. Cada cirugía que haces es un reto”
El camino que comienza el R1 de neurocirugía no es sencillo. La especialidad “es compleja” y “va cambiando constantemente”. “Requiere una dedicación y estudio continuo. Nosotros hasta que no adquirimos muchos años de experiencia no llegamos a nuestro mayor nivel de perfección técnica. Cada cirugía que haces es un reto. La anatomía del cerebro es muy compleja porque no es siempre igual, es decir, la cabeza nunca está en la misma posición”, explica en la entrevista.
Los nuevos MIR que se incorporen este año a los servicios de neurocirugía tendrán que afrontar una larga preparación técnica, pero también psicológica. La primera, supone iniciar “una escalera de aprendizaje”. “Primero se realizan operaciones fáciles y después más difíciles, además se va acompañado de personas con más experiencia y esto te permite ir mejorando sin hacer daño”. En todo este proceso, “ayuda mucho disponer de laboratorios de neuroanatomía para aprender abordajes ya descritos y también nuevos“. Según explica el especialista, estos laboratorios disponen de cerebros de personas que los donaron a la ciencia para investigar. Ayudados por miscroscopios y navegadores pueden operar y “reproducir lo que sería un quirófano”, apunta.
“La primera vez que tienes un problema y que un paciente va mal supone un golpe muy importante”
La segunda preparación, la psicológica “es un proceso largo” que transcurre “en paralelo” a los aprendizajes técnicos. “La primera vez que tienes un problema y que un paciente va mal supone un golpe muy importante. Creo que es clave tomar una cierta distancia emocional con el paciente porque si no, no podríamos operar, pero sin olvidar la parte humana”, reflexiona.
Y es que se trata de una especialidad compleja por el órgano que se interviene, y en el que “una mala cirugía implica unas secuelas definitivas para el paciente que pueden cambiar su vida completamente”, advierte el especialista. Muchas de estas intervenciones “requieren de una técnica quirúrgica muy refinada” para eliminar, por ejemplo, un tumor, sin afectar ninguna capacidad del paciente. “Esto nos crea una gran presión. Por eso es tan complicada, porque nos da mucho miedo hacer daño a la gente y podemos hacerlo fácilmente. Es una especialidad que quirúrgicamente es complicada y psicológicamente también”, reconoce.
“Una mala cirugía implica unas secuelas definitivas para el paciente que pueden cambiar su vida completamente. Esto nos crea una gran presión”
Los médicos MIR que inicien su residencia en esta especialidad también utilizarán herramientas tecnológicas cada vez más avanzadas que ayudan a disminuir la variabilidad de los profesionales. La planificación de las intervenciones antes de que se realicen, mediante sistemas 3D, los sistemas que permiten hacer cirugías guiadas por ecografía intraoperatoria “nos permiten en todo momento saber dónde estamos”, explica el Dr. Enseñat, quien describe nuevas técnicas de cirugía mínimamente invasiva como la transorbital, como “una mejora destacable en la cirugía”.
Pero los cambios en la especialidad no se quedan aquí. El especialista del Clínic avanza los inicios en el tratamiento de pacientes psiquiátricos, “por ejemplo, depresiones muy graves que puedan ser tratadas con neurocirugía“. Y apunta la posibilidad de hacer en el futuro “cirugía del dolor”. “Se ha visto que determinadas estimulaciones cerebrales profundas hacen que un paciente con un tipo de dolor pueda mejorar”.
“La neurocirugía es una forma de vida. Para mí ni siquiera es un trabajo, es una pasión”
Más allá de las posibilidades técnicas que ofrece la especialidad, el Dr. Enseñat describe la neurocirugía como “una forma de vida”. “Creo que todos los neurocirujanos somos gente muy dedicada, toda nuestra vida gira en torno a esto. Para mí ni siquiera es un trabajo, es una pasión. No conozco ninguno de mis adjuntos ni yo mismo que no vayamos contentos a trabajar, porque nos encanta lo que hacemos”, añade.