La falta de sueño desencadena crisis de epilepsia en el 30% de pacientes

Desde la de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño recuerdan que no dormir lo suficiente es un factor desencadenante para una crisis epiléptica

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Redacción
La epilepsia y el sueño mantienen una importante relación bidireccional. De hecho, el sueño es un factor importante para el buen control de las crisis epilépticas en pacientes ya diagnosticados. Según la evidencia científica actual, la privación de sueño aguda o crónica, junto con el estrés y el ciclo menstrual, es uno de los tres principales factores principales que pueden provocar o precipitar crisis en las personas con epilepsia. Concretamente, se estima que la privación de sueño es el desencadenante de las crisis en un 30% de los pacientes con epilepsia.

En Urgencias, por ejemplo, es muy habitual que nos lleguen los fines de semana jóvenes que han sufrido crisis epilépticas tras haber salido de fiesta la noche anterior, cosa que es absolutamente normal a esas edades. Al final, no dormir bien por la noche o no dormir lo suficiente es un factor desencadenante para una crisis epiléptica”, explicó el Dr. Carles Gaig, neurólogo en el Hospital Clínic de Barcelona y vicepresidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes).

Dr. Carles Gaig: “En Urgencias, por ejemplo, es muy habitual que nos lleguen los fines de semana jóvenes que han sufrido crisis epilépticas tras haber salido de fiesta la noche anterior”

Además, señaló que los pacientes con epilepsia, y muy especialmente aquellos que presentan epilepsias farmacorresistentes, tienen que poner especial atención en mantener una buena higiene del sueño. “Es algo que se les recomienda desde consulta, porque una buena higiene del sueño puede ser importante para controlarla mejor. En ese sentido, hay dos consejos básicos. Por un lado, intentar mantener unos horarios de sueño regulares. Por otro, procurar dormir no menos de siete horas por noche. Y si pueden ser ocho, mejor todavía”, destacó el neurólogo.

Más trastornos del sueño
La relación entre sueño y epilepsia va más allá del potencial efecto protector del descanso. Diversas investigaciones han demostrado que los pacientes con epilepsia sufren también más trastornos del sueño. Unos trastornos que, como explica el doctor Gaig, “pueden agravar la epilepsia y hacer que las crisis sean más frecuentes o que cueste más controlarlas con los fármacos antiepilépticos”. Se estima que entre el 40% y el 50% de los pacientes con epilepsia presentan insomnio y que hasta un 16% pueden padecer apnea obstructiva durante el sueño moderada o grave.

El 41% de los pacientes con epilepsia refieren mala calidad del sueño, una cifra que se reduce hasta el 18% en la población general

En un paciente epiléptico y que, además, tiene apnea obstructiva del sueño, las propias apneas pueden provocar que el sueño nocturno quede alterado y sea más fragmentario, lo que a su vez puede empeorar el control de la epilepsia. Muchas veces, simplemente tratando de forma adecuada las apneas, la epilepsia mejora”, matizó el vicepresidente de Fesmes.

Otros aspectos que suelen constituir las quejas de sueño más frecuentes en pacientes con epilepsia son la mala calidad del sueño y la somnolencia diurna excesiva. El 41% de los pacientes con epilepsia refieren mala calidad del sueño, una cifra que se reduce hasta el 18% en la población general. La somnolencia diurna excesiva, por su parte, afecta casi a uno de cada cuatro pacientes, mientras que en la población general su prevalencia oscila entre el 7% y el 17%.

Hay que decir que muchas veces esta somnolencia diurna se debe a los efectos adversos de los medicamentos antiepilépticos. No es que la epilepsia en sí les provoque somnolencia. Por regla general, en el paciente epiléptico la mayoría de las crisis se dan durante el día, así que el sueño nocturno en principio no tendría por qué estar alterado”, señala el Dr. Gaig. Sin embargo, añadió que algunas epilepsias menos frecuentes tienden a manifestarse por la noche, durante el sueño, en forma de conductas o movimientos anormales. “Durante el sueño, sobre todo durante el sueño NO REM, se da una situación en la que es más fácil que el cerebro tenga descargas epilépticas que cuando estamos despiertos o en la fase REM del sueño”, concluyó.

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