La vuelta a las esencias de nuestro sistema nacional de salud

José María Vergeles, consejero de Sanidad y Servicios Sociales de Extremadura

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Anuario iSanidad 2022
José María Vergeles, consejero de Sanidad y Servicios Sociales de Extremadura
Hasta el año 2020 habíamos vivido como sociedad instalados en lo deslumbrante de la tecnología sanitaria, principalmente hospitalaria. Habíamos estado centrado en los hospitales, cuantos más y cuanto más cerca de nuestros domicilios, mejor.

Dentro de la equidad no habíamos conjugado la palabra seguridad. Seguro que, entre otras razones, porque creíamos vivir en la seguridad más absoluta. Sin incertidumbres. Pensábamos que éramos una sociedad que tiende a la perfección y a la seguridad, desterrando de nuestro pensamiento cualquier viso de incertidumbre.

Los focos seguían a la puesta en marcha de un nuevo equipo de resonancia magnética nuclear, pero prestaban poca atención a la construcción de un nuevo consultorio local. En el año 2020, la pandemia nos devolvió a la realidad. De pronto vivíamos en un mundo lleno de incertidumbres, sin seguridad plena. Hubo aislamiento, hubo restricciones, hubo mucho miedo, por nosotros y los nuestros. Y en esos momentos es cuando más valoramos las necesidades más esenciales.

La formación sanitaria especializada es una cuestión de Estado. Debía haberlo sido siempre, no cuando faltan especialistas

Entonces, recobró fuerza la idea de la necesidad de un Sistema Nacional de Salud sólido como cuestión de Estado, en el que la sociedad debe tener acceso a los servicios, pero sin que tenga que haber de todo en todos sitios. Irrumpió con fuerza la necesidad de un buen sistema de salud pública y tuvimos que mirar atrás, a la Ley General de Salud Pública del año 2011 sin desarrollar, que nos ha venido muy bien, pero nos hubiera venido mejor aún si hubiera estado desarrollada. Y se pensó en la atención primaria de la salud como una cuestión de Estado. Y las reformas planteadas, que algunos apoyamos desde el año 2019, consistían en volver a las esencias, a la promoción de la salud, a la prevención de la enfermedad, a la continuidad y la longitudinalidad de la atención, la rehabilitación, la coordinación social y sanitaria. Aquellos que nos tacharon de antiguos por lo que defendíamos en el año 2019 ahora defienden fervientemente esta reforma. Bienvenidos. Nunca es tarde.

Estamos haciendo un esfuerzo impresionante por llevar a cabo esa reforma, por revitalizar la atención primaria de salud, pero estamos ante una sociedad que lógicamente, y por el shock de la pandemia, ha salido más exigente y más individualista. Y la atención primaria es más comunitaria que individualista. Y defendiendo que la formación sanitaria especializada es una cuestión de Estado, pero para algunos, como yo, siempre lo fue. Y, además, debía haberlo sido siempre, no cuando faltan especialistas.

La pandemia nos ha enseñado numerosas lecciones, pero habrá que esperar para ver si las enseñanzas son permanentes. La verdadera medicina personalizada es la atención primaria de salud, la otra será de precisión, pero eso es la realidad.

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