Anuario iSanidad 2022
Sandra Ibarra, presidenta de la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad Frente al Cáncer
Cuando acaba el año, siempre hacemos reflexión y nos planteamos nuevos propósitos y retos. Hoy es más importante que nunca hacerlo, además, con solidaridad y perspectiva. No vivimos a la altura de nuestras capacidades, sino de nuestras creencias. Si creemos que podemos, estaremos en una actitud vital a favor y será más fácil conseguir que las cosas sucedan. Ahora lo que nos falta es instalar en las conciencias de todos que necesitamos un cambio de paradigma y un relato actualizado sobre el mundo. Se nos está pidiendo a gritos, pero no lo estamos escuchando y, sin embargo, tenemos una oportunidad para el cambio.
Hay una sola salud: humana, animal y medioambiental. La salud impacta en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin salud no hay economía ni progreso. Todo está conectado y desde esa perspectiva tenemos que trabajar. Como digo siempre, sin salud no existe nada más.
La sanidad y la salud han cobrado máxima importancia debido a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Ha sido una forma terrible de darnos cuenta, de hacer despertar a la sociedad y solo si lo vemos como una oportunidad podremos avanzar.
En este contexto, el cáncer es una verdadera pandemia mundial y no se aborda como tal: un problema de salud pública de primer orden tanto por su grado de incidencia como por su mortalidad. Se calcula que en 2030 habrá 22 millones de personas con cáncer en el mundo. Cada día se diagnostican en España 760 nuevos casos. Una de cada cuatro muertes en nuestro país es por cáncer y el 40% se podrían prevenir.
Necesitamos una agenda nacional que sitúe al cáncer como la prioridad que es
Es evidente que el cáncer es uno de los grandes retos a los que debe hacer frente el sistema sanitario en las próximas décadas y es urgente tener un plan ya, porque los pacientes con cáncer no pueden esperar. En este sentido, las organizaciones de pacientes tenemos un papel importante en la sociedad, para recordar e insistir en la importancia de tener una respuesta organizada y multidisciplinar.
Necesitamos una agenda nacional que sitúe al cáncer como la prioridad que es. Para ello hace falta una transformación profunda y que nos planteemos nuevos modelos asistenciales y organizacionales que partan de una verdadera humanización de la sanidad, que se acompañe e incluya la voz del paciente. Y, sobre todo, necesitamos completar el proceso y conseguir que los supervivientes de cáncer alcancen el bienestar físico y mental que les permita llevar a cabo su nueva vida.
Como fundación, nuestro objetivo es crear un ecosistema de colaboración que huya del modelo fragmentado de sanidad que tenemos y se centre en el paciente y sus necesidades, respetando sus valores y preferencias. Queremos conectar la vida de las personas, física y tecnológicamente, y conseguir que los pacientes sientan que pueden organizar la agenda de su vida. Estamos felices porque la Escuela de Vida de la Fundación Sandra Ibarra ya es una realidad que pone de manifiesto el trabajo de muchos años de sensibilización en torno a los supervivientes.
Estamos ya contribuyendo a mejorar su atención sanitaria y su calidad de vida mediante la identificación de sus necesidades físicas, emocionales y sociales, e impulsando soluciones asistenciales en cada uno de estos ámbitos. El regalo es ver cómo en esta Escuela de Vida los supervivientes son capaces de transmitir a los nuevos pacientes que no tenemos que centrarnos en lo que se acaba sino entrenar nuestra mente para ver todo lo que empieza, y conseguir ver la diferencia entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer. La vida va de inspirar y ojalá entre todos, cada uno desde nuestro ámbito, seamos capaces de ser agentes de cambio y, por fin, creamos, como dice mi querido Padre Ángel, que un mundo mejor (y yo añado con salud), es posible.